Bazar Martínez 77 años de un negocio que queda en familia
Antonio Martínez, padre del regente actual, abrió la tienda en el año 1936 El local ha ido reinventándose, dede la tienda de loza y cristal inicial, hasta el bazar
Antonio Martínez abrió el bazar allá por 1936, hace ya 77 años. El establecimiento ha sobrevivido a la Guerra Civil, a la dura postguerra, a 36 años de dictadura, a la proliferación de los grandes centros comerciales y, más recientemente, al auge de los bazares chinos.
El local comenzó como una tienda de loza y cristal, vendiendo vajillas y productos cerámicos de Almería, en una época donde botijos, cántaros, morteros y demás utensilios eran muy necesarios en el día a día. En el establecimiento aún se conserva el primer contrato de arrendamiento firmado en el año 1939 (aunque se especifica que estaba alquilado desde el 36 sin contrato), por el precio de 1.332,60 pesetas anuales.
A partir 1957, con la muerte de su propietario, el negocio pasó a manos de su esposa, Virtudes Jurado, que lo regentó hasta hace unos pocos años. En esta etapa fueron pioneros en la venta de cestería. Su actual propietario, Francisco Martínez (hijo de Antonio y Virtudes), recuerda ver la calle frente a la tienda llena de productos, exhibidos al público. "Llevo 57 años aquí, en este bazar. No he faltado ni un día... Bueno sí, cuando estuve en la mili", bromea con los clientes.
A partir de los años 80, introdujeron los juguetes en el bazar y en los 90 toda la variedad de productos que se venden actualmente. Una miscelánea de souvenirs, sombreros, gorras, boinas, cestería, cerámica, sombrillas, sillas de mimbre, cayados, botas de vino y decenas de artículos de todo tipo.
Bazar Martínez suele trabajar con producto nacional, dentro de lo posible. Cerámica y recuerdos de Almería, sombreros de gran calidad de Alicante u otros utensilios de Valencia y la zona de Levante. Los juguetes, sin embargo, son asiáticos. Es duro competir contra los inmensos bazares chinos que habitan en cada ciudad, pero "la tienda da para ir manteniéndose", asegura Martínez. Recuerda con nostalgia los días en los que la gente de la provincia venía a la capital de compras y siempre pasaban por su tienda.
"Actualmente lo que más se venden son los souvenirs, aunque la cestería también está en aumento. Los productos de siempre, como las sillas de anea aún se venden, aunque en cantidades mucho menores que antes".
Con más de siete décadas a sus espaldas, este negocio familiar, sito en calle Juan Antonio Martínez de Castro, también ha vivido tres reformas del vecino Mercado Central. "La última ha sido la peor de todas, con diferencia", asegura Francisco Martínez.
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