Murgiverde prevé facturar 120 millones en su primer año agrícola tras la fusión

Toca aunar esfuerzos y trabajar duro. Esta semana las instalaciones de la cooperativa de segundo grado Murgiverde vuelven a abrir sus puertas, más anchas si cabe, tras el paro biológico y la fusión con Campovícar y Geosur. La entrada de estos dos socios durante el pasado mes de mayo supone un incremento importante en términos productivos.

El presidente de la firma, Manuel Galdeano, estima que en esta nueva temporada que comienza la producción hortofrutícola podría alcanzar las 150.000 toneladas (Tm) y los 120 millones de euros de facturación, aunque, como siempre, las cifras están supeditadas a la climatología y la ausencia de complicaciones tales como la aparición de plagas.

Además, a las incertidumbres usuales se añaden otras. La mala racha impuesta por la caída generalizada de los precios, el aumento en el coste de los insumos y la amenaza real de la plaga de Tuta absoluta hacen que se haya creado un clima nada tranquilizador en el sector agrícola.

Y es que, como afirma el propio Galdeano, en los últimos meses "no ha habido productos que hayan valido nada, todos han estado por debajo del coste".

Ante este panorama, el presidente de Murgiverde confiesa que le da "miedo" pensar en la andadura que tendrá esta campaña, aunque conserva la "esperanza" y afirma que, tras el "desastre" acaecido durante todo el verano, la situación "debe de mejorar seguro".

En la cooperativa no faltan las ganas de que todo vuelva a la normalidad. Desde hace unos días estaba "todo preparado" para iniciar la actividad. La entrada de los nuevos socios ha exigido una reestructuración de los mecanismos de trabajo. Así, cada una de las cuatro plantas de manipulado que posee Mugiverde se ocupará de un segmento específico (a excepción de los productos con mayor volumen productivo), con la intención de que "no se repitan productos" y todo esté organizado según criterios lógicos que optimicen recursos y tiempo.

Las instalaciones que antes albergaban a Ejidodoverde y Agromurgi se ocuparán, respectivamente, de berenjena y pepino la una, y de pimiento y calabacín, la otra. En Vícar se gestionará toda la producción de tomate, además de pepino y calabacín. Por último, la antigua sede de Geosur se dedicará a pimiento y berenjena.

A pesar de esta división, Galdeano asegura que los agricultores "podrán llevar sus productos al almacén que más cerca les pille" para facilitar su trabajo.

Buena parte de esta producción hortofrutícola, "entre el 70 y el 80% del volumen total", se desarrollará bajo técnicas de producción integrada. El porcentaje variará dependiendo del tipo de vegetal en cuestión. En el caso del pimiento, el 100% se cultivará mediante estas prácticas, seguido de cerca por berenjena y calabacín, que alcanzarán "casi el 100%". En pepino, la cifra baja al 70% y, en último puesto, está el tomate, con tan sólo un 10% de cultivo mediante el uso de fauna auxiliar y de técnicas respetuosas con el medio ambiente.