TPM produce unas 150 toneladas de plástico al día en la provincia

La compañía posee dos fábricas en Almería, Plastimer en El Ejido y Macresur en La Mojonera, destinadas a material para la agricultura · La empresa fabrica los plásticos a gusto del consumidor, así en su color o durabilidad

Instalaciones de Macresur, una de las fábricas que el Grupo TPM tiene en la provincia.
C. Fenoy / Almería

19 de julio 2008 - 01:00

El Grupo TPM abandera el mar de plástico de Almería a través de sus dos plantas de fabricación, Plastimer y Macresur, destinadas a la agricultura, con productos como ensilajes y geomembrana, entre otros. La producción, sumando ambas instalaciones, es superior a las 150 toneladas de plástico al día, a través de las 6 y 12 líneas de extrusión respectivamente.

Una vez que la materia prima llega a la fábrica, bien vía cisterna o vía saco, se pasa a procesado, y posteriormente a almacenamiento y maceración. El proceso de transformación parece fácil a simple vista, pero para ello la empresa se ha servido de maquinaria de alta tecnología, la cual trabaja los 365 días del año durante las 24 horas, y de personal cualificado.

En el caso de que la materia se transporte desde las petroquímicas o a través de proveedores en camiones, ésta se vuelca directamente en los grandes silos y automáticamente se dosifica a las máquinas. Si por el contrario la materia llega en sacos, es el operario el encargado de rellenar la tolva que se dosifica en los silos. En Macresur, en función de la composición del material que haya que fabricar, se va seleccionando una línea u otra; lo preciso es determinar qué material se tiene y a qué máquinas quieres que vaya. Los masterbach o pigmentos se seleccionan a pie de máquina porque son siempre pequeñas cantidades y no pueden estar almacenados en la calle.

La durabilidad de un plástico dependerá de su espesor y del material y del aditivo que lo componga, en Macresur lo fabrican para el periodo que requiere el consumidor.

En una máquina monocapa, al tener sólo una extrusora, el material entra, se dosifica y una vez mezclado y fundido a altas temperaturas de manera gradual continúa avanzando por el tornillo sinfín hasta que sale por el cabezal. Es aquí donde ya se ve el plástico como tal. Como si se tratase de un globo en proceso de inflarse, el plástico toma una altura considerable hasta llegar a la denominada calandra, si se desea que el plástico tenga mayor espesor se tirará de él más despacio para conducirlo hasta la bobina.

Antes de ser cortado, el producto obtenido ya es sellado para conocer posteriormente todos los detalles del lote de fabricación. En él se inscribe una serie de coordenadas como en qué planta se ha fabricado, qué materiales han empleado, de qué petroquímica es el material, la calidad, la semana de fabricación y el año. De manera que, ante cualquier imprevisto, se puedan tener todas las referencias posibles sobre el plástico, lo cual supone una garantía para el cliente. Cada bobina pesa en torno a unos 1.200 kilogramos, dependiendo del ancho y espesor, después se corta a demanda del cliente, este paso final para su venta directa suele hacerse en Plastimer.

Según la temporada, TPM fabrica un producto u otro, ahora se encuentran inmersos en la preparación de la campaña de la fresa que comienza en Huelva. En agosto comienzan a plantarla, por lo que fabrican un acolchado marcado con cruces que sirven de guía al agricultor para poner su plantación. Macresur dispone del único cabezal plano que existe en Europa. En él se fabrica una lámina muy rígida, de alta densidad, para los embalses, canales de riego, carreteras, en definitiva, las consideradas como obras civiles.

Los plásticos pueden elaborarse de cualquier color, a gusto del cliente: transparente, amarillo o negro, utilizado sobre tierra para que no proliferen las malas hierbas. Respecto a la geomembrana, de alta densidad para embalses, se produce sobre todo para piscinas, campos de golf, éste producto tiene una duración de diez años.

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