“Viví la agricultura de arar con bueyes y mulos”
Entrevista a José Serrano Marín (agricultor y ganadero)
En el límite de la provincia de Almería, Topares, José tiene cultivos de secano y cabezas de ganado junto a sus hermanos
Lleva toda la vida en esto, desde que dejó los estudios para ayudar a sus padres
Ahí sigue José dando el callo. Poca gente habrá en la Comarca de los Vélez que luche más por la agricultura y la ganadería de su zona. Normal, lo lleva en la sangre. Al final, a uno le duele pasarlo mal en lo económico y, por supuesto, que sus vecinos y amigos también sufran con esa situación.
–Agricultor y ganadero de toda la vida.
–Hice hasta el Bachiller Elemental en Vélez Rubio y me quité de los estudios porque era el mayor de mis hermanos y mi padre me necesitaba para trabajar en el campo. Mi padre era agricultor y ganadero, él nos dio sus tierras y tenemos otras en alquiler, y así hemos hecho la vida. Cada uno vive como puede vivir, he vivido toda mi vida de la agricultura y la ganadería y no me quejo. Estoy muy satisfecho de la vida que llevo.
–El negocio no es sólo suyo, sino que lo comparte con sus hermanos.
–Tengo una cooperativa familiar con mis hermanos. Hemos ampliado los terrenos desde que nos los dios mi padre y dos hemos trabajado aquí, el menor y el mayor, que soy yo. Los otros son socios, pero viven en Valencia y Murcia. Si hay beneficio, lo repartimos, como en cualquier sociedad.
–Tiene las tierras justo en el límite de la provincia de Almería, en la comarca más septentrional. ¿Vive en Topares?
–Yo soy de Almería, tenemos nuestras tierras aquí, pero estamos más cerca de Caravaca, que es Murcia, que de cualquier localidad almeriense de los Vélez. Al final, en Caravaca tenemos hospital y todas las necesidades y nos viene mejor vivir aquí.
–Supongo que el trabajo en el campo ha cambiado un poco desde que usted comenzó en ello.
–He conocido la vida de arar con bueyes y mulos, de ir a los Vélez montado en burro. Tenía 9 años cuando mi padre compró el primer tractor sin cabina. Era mejor que hacerlo con animales, pero imagínate estar arando a 0º sin cabina. Habría que abrigarse mucho. Los tractores y las cosechadores que tenemos hoy son más cómodas que un coche. Estoy muy contento con mi vida, he vivido un cambio en 50 años que seguro que no vivieron mis antepasados en 400 años.
–Más artesano era el trabajo de entonces.
–Entonces padecíamos mucho y se hacía mucho trabajo físico. Hoy no es así, es más cómoda la agricultura. Hoy puedes arar con un traje y con corbata: música, climatizador, suspensión... Yo he conocido lo de antes y te digo que se padecía mucho tanto por el frío como por el calor.
–Además, también es vicepresidente de Asaja Almería.
–A partir de la llegada de la democracia, llegó a los Vélez Asaja y me hicieron el presidente de esta comarca y también estoy de vicepresidente de Almería. El principal problema que tengo es la distancia con Almería, pero tengo muchísimos amigos, sobre todo agricultores que trabajan en los invernaderos de aquella zona. La provincia de Almería es muy diversa, comparamos El Ejido con nuestra zona y no tiene nada que ver. Nosotros estamos a 1.200 metros de altitud, esto es una meseta. Había aquí un cura, muy estudioso, que decía que ésta era la meseta más alta de toda Europa. Tenemos un clima muy parecido al de Castilla La Mancha, si es que aquí nieva habitualmente en invierno.
–Tiene ya edad de estar jubilado, pero se le ve al pie del cañón.
–Estoy jubilado, por la tarde no salgo de mi casa o me voy a jugar a la petanca. Pero por la mañana sí que cojo el coche y me doy una vuelta por la plantación, que es mi hermano quien la lleva, y estoy con la gente que nos trabaja en la ganadería. Charlo con ellos y les aconsejo si me piden algo.
–Lo que sí es verdad que se le nota apenado por la situación tan dificultosa que está pasando la agricultura y la ganadería de la comarca por la sequía, las consecuencias de la guerra de Ucrania...
–Cuando uno tiene un negocio a pérdidas, sufre. Cuando tú haces un trabajo en la agricultura o la ganadería, necesitas tener algo de premio, una compensación. Si sales a pérdidas en agricultura y ganadería, la moral se viene abajo. Puedes aguantar un año o dos, pero ya está. Y si no fuera por las subvenciones de la PAC, habríamos cerrado la puerta seguro.
El problema de los papeles con los nuevos pastores
José lleva luchando por su sector desde que tiene uso de razón. Por eso, le enerva que la clase política no se meta de lleno en uno de los principales problemas que tiene hoy por hoy la ganadería: el pastoreo. “El problema principal que tenemos en la ganadería es la mano de obra. Está claro que también nos influyen los precios, las materias primas y demás, pero principalmente la mano de obra. Los pastores se han acabado en España, por ley natural se han jubilado la gente que pastoreaba toda la vida y hemos tenido que echar mano a la inmigración. Los latinoamericanos son los que más se adaptan a nuestro trabajo, concretamente tenemos gente muy buena de Nicaragua. Ellos han pedido asilo político a través de la Cruz Roja y les podemos hacer un contrato de trabajo, pero cuando te lo renuevan un par de veces, se cumple. Tienes que decirle entonces al asesor que los cambie a arraigo porque están trabajando en nuestro país. Pero esto tiene una demora de entre 2 y 5 meses, que a nosotros nos perjudica. Esto es terrible, luego dicen los políticos que si la ganadería sirve para volver a atraer a la gente a la España rural”, apunta el vicepresidente de Asaja Almería. De momento, no hay solución para este gran problema que tiene con las manos atadas a los profesionales de la ganadería en toda España y, en este caso, a los de la provincia de Almería, que esperan que los políticos cojan el toro por los cuernos. “Yo tengo un tractor y puedo tenerlo quince días o un mes parado. Pero la ganadería no puede ser así, son animales, todos los días hay que abrirles las puertas. Entonces, si a los inmigrantes no les dan los papeles, tienes dos opciones: vender la ganadería o tener a los pastores ilegales. Pero es algo que nosotros ni queremos ni hacemos”.
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