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El primer escape room de Almería se traspasa: "Es mi hijo y lo voy a pasar mal"

Los dueños en una de las salas.

Los dueños en una de las salas. / Marian León

El primer 'escape room' que abrió sus puertas en la provincia almeriense, ubicado cerca del parque de bomberos de la capital, está en la búsqueda de nuevos dueños. Este pionero local dedicado al entretenimiento lleva en venta aproximadamente un año, y recientemente ha relanzado la noticia en redes sociales anunciando una importante rebaja de precio: a 20.000 euros.

El local inmersivo 'Share Lock', que inició su aventura hace cerca de ocho años de la mano de Cecilia y su marido, lucha por no tener que cerrar sus puertas. Los dueños han decidido poner el negocio en venta no por falta de reservas, sino para dedicarse a otros nuevos proyectos profesionales.

"No nos vamos del sector, pero nos vamos a dedicar a la creación de objetos y decorados para otros escape rooms y cine. Poco a poco nos hemos dado cuenta de que lo que realmente nos gusta es la parte más creativa, y se nos ha presentado la oportunidad, dándonos una ‘patada’ de motivación para animarnos a montar nuestro taller", explica Cecilia.

El objetivo principal no es cerrar el establecimiento, si no encontrar a alguien que lo retome y continúe su actividad. Una empresa que según Cecilia, está viva actualmente y que puede solucionar la vida a alguien que se encuentre en situación de desempleo. “Puedes vivir perfectamente de esto, porque es un negocio en funcionamiento que está para coger las llaves y tirar hacia adelante”, comenta su dueña.

“La persona que venga, tendrá todo montado para empezar a trabajar porque no hay que hacer ningún cambio para que siga funcionando. Nosotros ofreceremos la formación necesaria para que conozca los juegos y cómo controlarlos”, añade.

Con esta reducción del precio de venta, los dueños pretenden atraer a nuevas personas que se interesen por el que Cecilia considera “su bebé”, una sala con dos juegos automatizados y la posibilidad de incluir un tercero. “En este tiempo se ha interesado bastante gente pero por una cosa u otra no han conseguido la financiación”, explica.

Cecilia, apenada, confiesa que va a echar de menos su trabajo. “Para mí es mi hijo y lo voy a pasar muy mal. Aquí hemos llorado y reído, pero tengo mucha ilusión por nuevos proyectos. Por una parte lo voy a echar mucho de menos pero por otro lado hemos descubierto una semilla creativa y artística que no conocíamos y que verdaderamente es la que más nos llena.”

“Ver a la gente jugar ha sido una experiencia maravillosa y chulísima durante todos estos años. Es muy divertido y se aprende mucho viendo a la gente jugar”, concluye.

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