Algo más de 100 hectáreas, con optimización de riego

La finca agrícola, de cerca de 110 hectáreas, que cultiva unos 25.000 olivos, utiliza el riego por goteo, con un rango de alrededor de 1.500 metros cúbicos por hectárea, lo que se considera un riego deficitario, que optimiza el uso del preciado líquido elemento, tan escaso en la provincia, salvo en las zonas subterráneas.

El método de riego es una invención propia y está patentado, para cuyo desarrollo ha contado con la ayuda de la Universidad de Almería, que permite un ahorro de un 30% en el uso de agua. Precisamente, este sistema patentado ya ha suscitado el interés de otras empresas productoras de aceite de oliva y cooperativas, que se han puesto en contacto con Rafael Alonso Aguilera SL para poder instalarlo en sus parcelas, ya que la firma almeriense ha obtenido un sistema estandarizado y extrapolable a otras zonas y fincas.

Este sistema consta de un tubo drenante de 50 centímetros de profundidad y 11 centímetros de diámetro en el que se inserta el gotero de modo que el agua se evapora en menor porcentaje ya que el bulbo húmedo se genera en profundidad, aportándose directamente al sistema radicular de la planta.

La productora de Oro del Desierto utiliza abonos orgánicos y productos naturales, además de que la finca está cultivada acaballonada y respetando la vegetación emergente, con mediana pedregosidad entre las hilas de olivos, por lo que no sólo se evitan las pérdidas de tierra debidas a la erosión sino que se respeta y promueve la diversidad de la zona y se minimiza el impacto visual.

Además apuesta por la integración en su sistema agrario de la ganadería ecológica, siendo las especies elegidas, la gallina andaluza que se alimenta de las semillas de plantas adventicias de nuestra finca y de pienso ecológico, así como la oveja segureña, ambas complementarias con el cultivo del olivar.

Durante el proceso de elaboración de aceite, que es mediante primera extracción en frío, el residuo sólido resultante después de la extracción (alpeorujo húmedo) se lleva a un separador que divide el residuo en hueso y pulpa; el hueso se utiliza como combustible en la caldera que genera calor para la calefacción y el proceso productivo en la misma almazara, parte de la pulpa se usa como alimento para el ganado y el resto es mezclado con excrementos y materia orgánica dando lugar a un compost que se aporta en la finca, por lo que se cierra el ciclo productivo con el máximo de aprovechamiento, el mínimo de residuo, y obteniendo un producto de altísima calidad.