Las jornadas gastronómicas son un motor económico para la provincia

Un reciente estudio publicado por la empresa pública Turespaña expone que la comida es la segunda motivación más importante de los turistas a la hora de elegir España como destino para sus vacaciones

Las jornadas gastronómicas no se verán afectadas por la crisis por ser un revulsivo para el turismo de la zona.
Ricardo Alba / Mojácar

16 de noviembre 2009 - 01:00

En la provincia almeriense se celebran decenas de jornadas gastronómicas al cabo del año. Quienes asisten a ellas, ¿por qué lo hacen? ¿Capricho, gula, forma de obtener un status? Aquí está la posible respuesta: "La comida es la segunda motivación más importante de los turistas a la hora de elegir nuestro país como destino para sus vacaciones". Este es el resultado de un reciente estudio efectuado por la empresa pública Turespaña.

Los expertos señalan que la crisis no va a suponer un gran obstáculo para las jornadas gastronómicas u otros tipos de eventos relacionados con la gastronomía: rutas de tapas, concursos de pinchos, porque los propietarios tienen claro que este tipo de iniciativas contribuyen al desarrollo del sector, al tiempo que se dinamiza la zona, provincia, el país dónde se lleven a cabo.

Un ligero rastreo en las hemerotecas proporciona titulares, como: "Un total de 18 restaurantes comprueban como aumenta la afluencia de público con la oferta de recetas elaboradas con productos ecológicos", "Empresas de hostelería promocionan sus productos para incluirlos en la oferta de firmas turísticas", "El alcalde, Félix López, alabó la iniciativa privada en la organización de eventos de este tipo y señaló que pueden ser un revulsivo para la economía de Vera, al igual que cualquier otra que favorezca el turismo y la riqueza de la zona", "Este tipo de actos son, efectivamente, unos maravillosos dinamizadores de la economía". A nadie le cabe duda del importante papel que las jornadas gastronómicas desempeñan en la economía local y el efecto espiral que ejercen en su zona de influencia.

El turismo gastronómico adquiere cada vez mayor importancia y, sin embargo, a diferencia de otros destinos el fenómeno apenas está estudiado; en la mayoría de casos, se lo analiza sólo como un elemento asociado al negocio de la hostelería y la restauración. Al objeto de entenderlo mejor, para Mitchell y Hall "es importante diferenciar en primer lugar a los turistas que se alimentan porque se encuentran fuera de su lugar de residencia habitual, de aquellos cuya selección del destino se relaciona directamente con la gastronomía". En una tentativa de definición técnica se puede señalar que turismo gastronómico es la visita a productores primarios o secundarios de alimentos, participación en festivales gastronómicos y búsqueda de restaurantes o lugares específicos donde la degustación de alimentos y toda experiencia inherente es la razón principal para viajar. De otro lado y según señala Saramago, "durante los últimos años surgió un turismo que comenzó a buscar restaurantes y lugares públicos donde se puede comer bien con el mismo entusiasmo con el que se procuraban antiguamente las iglesias románicas". Este nuevo segmento dio origen a lo que actualmente se denomina turismo gastronómico que continuamente adquiere mayor importancia. En todas partes se comienzan a observar personas que viajan para experimentar, degustar y probar nuevos sabores ya sea en restaurantes como en jornadas gastronómicas, cenas medievales y muchos otros eventos.

En base a la lectura de algunos estudios realizados sobre el asunto: Oliveira, Torres Bernier, Fields, los investigadores concuerdan en tres aspectos esenciales: Los turistas gastronómicos tienen gastos medios elevados, por encima de los que presentan los turistas genéricos y por lo general cuentan con un nivel cultural elevado asociado a una buena situación económica. De otro lado, quien viaja por razones gastronómicas es, en la mayoría de los casos, bastante exigente y le importa la calidad y la autenticidad de la gastronomía que le es presentada. Por último el turismo gastronómico es un nicho de mercado para el que la promoción no necesariamente ha de ser muy intensa debido a que ya hay un gran interés por parte de estos turistas y, por norma, son ellos mismos que se procuran su información ya sea en guías y revistas como navegando por Internet o por otros medios de información. El "boca a boca" es igualmente muy importante.

Antonio Zapata, licenciado en Humanidades y Perito Industrial, profesor asociado de la Universidad de Almería, escritor y crítico gastronómico, considera que "aún falta tiempo para que se consolide el turismo gastronómico en nuestra provincia, si bien, allá a comienzos de los años ochenta, conocí a gente con la guía Michelin en el bolsillo cuando salía de vacaciones, tengo amigos que se han recorrido España y otros países a lo largo de los años en la búsqueda de restaurantes con algún interés, gente que se plantea las vacaciones no sólo para ver la catedral sino también conocer productos. De momento, este tipo de turismo es minoritario en España sin que ello le reste su gran importancia económica". Antonio Zapata señala Francia como referente en el desarrollo del turismo gastronómico debido a "que existe una extraordinaria comunicación entre los que 'fabrican' productos -agricultores, ganaderos, conserveros- con los restaurantes de buen nivel, con los hoteles que se recomiendan unos a otros, y las tiendas que venden los mismos productos". Según esto, aunque Zapata no lo dice, lo más sencillo es copiar el sistema. Pero copiarlo todo, porque para crear un sector turístico potente en una ciudad, en una localidad que está en la costa, no puede o no debe cerrar el 90 por ciento de los negocios en domingos, fiestas de guardar y puentes si los hay.

Junto con Oliveira, Licenciado en Gestión y Planificación del Turismo, cabe preguntarse ahora si la gastronomía por sí sola puede ser una atracción turística. Este interesante aspecto, en función de algunas teorías clásicas de investigación en turismo, coloca a las Jornadas de Gastronomía como recurso principal cuando es vista en el ámbito de un evento, y en un peldaño más abajo como recurso secundario cuando se trata de dulces y vino.

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