Cuatro largos años desde que Servicios Hídricos empezara el proyecto de la Desaladora Mar de Alborán (la antigua Rambla Morales) y cada vez está más cerca el anuncio que los regantes de Níjar están deseando escuchar: se pone en funcionamiento un importantísimo caudal de agua desalada que sus cultivos necesitan “como agua de mayo” en palabras de José Colomina, director de la Delegación de Aqualia en Almería.
Ubicada en pleno corazón del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, Mar de Alborán aspira a ser un referente nacional en el tema de la desalación, la principal solución que tiene hoy por hoy Almería en particular y todo el sur de España en general para luchar contra la escasez hídrica. “Tengo el firme propósito de que por tecnología, por sostenibilidad, por integración con el medio ambiente y por cubrir la necesidad económica y social de la comarca, la planta sea un referente. Mirando hacia dentro, debe de ser el sitio de referente de Aqualia para las nuevas tecnologías relacionadas con el mundo de la desalación”, apuntaba Colomina, acompañado de Paco Urquijo, director de Mar de Alborán, antes de comenzar el paseo por la planta para enseñar los avances.
Los regantes nijañeros y los almerienses que colindan con el término municipal levantino tienen ganas, tienen necesidad, tienen desesperación. Viendo al ritmo al que trabaja el equipo técnico de Servicios Hídricos, sociedad perteneciente a Aqualia, hay que tener paciencia porque los primeros metros cúbicos de agua están muy próximos a manar hacia las seis balsas con las que cuenta la desaladora. Y confianza porque se está trayendo tecnología muy avanzada a nivel mundial, además de reparar todos los desperfectos que presentaban los antiguos equipamientos de Rambla Morales, desgastados por el abandono y el efecto del agua salada del mar.
“Los regantes nos preguntan muy a menudo para cuando vamos a empezar a producir agua. Estamos en contacto con ellos, muy atentos a todos los decretos de sequía. Seguimos trabajando a tope para poner la instalación en marcha lo antes posible, estamos dando el cien por cien en todos los aspectos”, explicaba José Colomina, que es el primero que tiene ganas de cortar la cinta que inaugure la planta: “Desde que empezamos con el proyecto, han pasado cuatro años. Está costando mucho trabajo todo: desmontarlo todo, limpiarlo, arreglarlo, permisos, conseguir los equipos necesarios en Corea, Estados Unidos o Francia... Está costando muchísimo esfuerzo y vamos a valorar mucho este proyecto cuando empiece a funcionar”.
Sin querer lanzar las campanas al vuelo, puesto que hay que hacer las pruebas pertinentes y solucionar el infinito papeleo que exige un proyecto de tanta envergadura, en el que se han invertido más de cien millones de euros, todo apunta a que para finales de año comenzarán a producirse los primeros metros cúbicos de agua desalada. “Desde el punto de vista técnico, el primer bastidor está muy avanzado, para el mes que viene estaríamos técnicamente capacitados para estar haciendo pruebas. La intención es cada dos meses incorporar una nueva línea: enero-febrero una segunda línea, marzo-abril la siguiente, de manera que para mayo-junio tener las cuatro preparadas para poder producir”, lo que exige también tener a punto las redes de distribución y las balsas: “Eso lo podemos tener entre un 80 y un 85% aproximadamente de supervisión y reparaciones. Técnicamente, entendemos que por lo menos con un bastidor estamos preparados para producir a final de año, lo que supone cinco hectómetros cúbicos”.
Cinco hectómetros cúbicos que se irán multiplicando conforme se vayan abriendo nuevas líneas, lo que significará para verano de 2023 la capacidad de producir un total de 20 hectómetros cúbicos de agua desalada de forma anual. O lo que es lo mismo, habrá capacidad para regar más de 3.000 hectáreas con el líquido elemento convertido en agua dulce gracias a un avanzadísimo proceso de osmosis, que se lleva a cabo en menos de cinco minutos. De ahí el prodigio que supone esta desaladora y la gran aportación que va a suponer principalmente para el campo nijareño, aunque también puede tener uso urbano si los ayuntamientos de Almería o Níjar la necesitan en ciertos momentos.
La temperatura ha comenzado a bajar, las primeras aguas otoñales ya han caído y Mar de Alborán está muy cerca de darle un respiro a regantes y acuíferos. Hacían falta buenas noticias como ésta.
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