EL campo almeriense necesita un total de 180 hectómetros cúbicos de agua en paralelo al ciclo natural para asegurar su principal motor económico, la agricultura, y al tiempo, por supuesto, también el consumo y la estabilidad de toda su sociedad. Así de tajante se han mostrado las principales voces autorizadas sobre este recurso, las que lidian en la provincia con su escasez, como son las principales comunidades de regantes, el tejido empresarial y los sindicatos agrarios, todos ellos aglutinados con voz única en la Mesa del Agua de Almería.

La situación es preocupante, aunque eso ya se sabe. Y sí, ya lo era, pero ahora si cabe más. El motivo es sencillo: no llueve. El final de 2021 y lo que va de año en este 2022 se le puede considerar de seco al punto de histórico. Y es que así ha sido también en el resto de España, en las zonas más húmedas, e incluso en buena parte del continente europeo.

Como cabía esperar, tampoco hay reservas y es en este contexto donde hay que movilizarse para recurrir a la tecnología para sostener el presente y el futuro. Desalación y regeneración, esas dos términos ya están grabados a fuego y son más necesarios que nunca para paliar el déficit hídrico.

“La situación en Almería es de extrema sequía en este momento, ya que no llueve, y esperemos que las previsiones de agua que hay a corto plazo se cumplan. En este momento solo se puede confirmar que es grave, sobre todo en lo que respecta a agua trasvasada. El Tajo-Segura sí está en una buena situación, nivel 2, y el Negratín está cortado. Por tanto estamos en la peor época conocida en lo que a este trasvase se refiere. En cuanto a las presas de la provincia también viven una realidad catastrófica, puesto que en el Poniente tenemos cinco hectómetros cúbicos, en el Levante, por Cuevas, estará en once y toda ella es agua almacenada por los propios regantes, que en este momento viven exclusivamente de sus recursos”, explica el portavoz de la Mesa del Agua de Almería, José Antonio Fernández Maldonado.

En la zona del Almanzora ya se están produciendo recortes en torno al 30% del suministro que podrían llegar al 50% en días

Atendiendo pormernorizadamente a la situación de cada una de las comarcas almerienses. En la zona de Adra hay agua aunque es de mala calidad y una gran conductividad. En la Comarca del Poniente, de momento, no hay problemas de abastecimiento aunque sí hay pequeños problemas en cuanto a la calidad de agua. En la Comarca de Níjar y en la zona de Berja en la actualidad no se registran graves problemas. Mientras que la Comarca del Almanzora es la que sale peor parada y en estos momentos ya se están produciendo recortes en torno al 30% del suministro que podrían agravarse y llegar hasta el 50% en esta campaña de primavera. Por ello, y entre otras cuestiones, los regantes de esta zona demandan a las administraciones competentes una agilización en los tramites de aprovechamiento de las aguas subterráneas.

En cuanto a la desalación, de vital importancia, se demanda que el Gobierno cumpla la Ley que fija 0,30 euros en agua desalada para riego, algo que ya viene reclamando la Mesa del Agua de Almería al Gobierno de España desde que saliera la Ley a fin de que se establezca con carácter de urgencia un precio máximo de 30 céntimos para el agua desalada con destino a riego, tal y como recoge la disposición adicional cuarta de la Ley 1/2018 de 6 de marzo.

Dicha disposición adicional, en vigor desde el 7 de marzo de 2018, recoge textualmente que “el Gobierno habilitará los mecanismos de subvención necesarios a fin de que el precio del agua desalada para riego no exceda los 0,30 euros por metro cúbico”.

El sector primario demanda más desaladoras, aprovechando los fondos europeos que vienen

Además, desde el colectivo almeriense se sigue apostando por la utilización de energías renovables, especialmente la solar, para la generación de electricidad en las plantas desaladoras con el fin de ahorrar costes en la producción de agua y es que José Antonio Fernández Maldonado ha recordado que la situación para el regadío “es muy dura porque dependemos de la energía eléctrica, cuyo precio se ha disparado, además de las subidas en los costes de producción que también se han encarecido bastante”.