Inversión en acciones de Recursos Básicos
El Rincón de Manolo, el bar de La Cañada que es un templo de la DO Toro
El negocio es un referente del buen comer y de disfrutar con los caldos de esta región vinícola
Estos son los 10 bares de tapas que debes probar si visitas la Alpujarra Almeriense
¿Qué historia puede salir de un decantador donde se mezclan tomates Raf, una botella de vino de la DO Toro y el confinamiento por el coronavirus? Pues una placentera al paladar, donde la resiliencia y el saber vitivinícola se unen en un rincón del bulervar de La Cañada.
Aquí se encuentra El Rincón de Manolo, un pequeño bar que este domingo celebró su primer aniversario. Bar, por darle un nombre apropiado para un negocio hostelero, pero realmente es un templo del vino. Del buen vino español. De los magníficos caldos que se obtienen de una región vinícola situada en el sureste de la provincia de Zamora y suroeste de la provincia de Valladolid.
Su interior es un templo para los enólogos, una tentación para los amantes de la barrica. Como Máster en Enología que es, Manuel Francisco Estrada Pascual tenía claro que su vocación iba a convertirse en su negocio. En su arriesgado negocio, puesto que le dio por emprender a las puertas del confinamiento por la Covid-19. Pero quien lo merece, triunfa. Y así ha hecho este almeriense que tras estudiar ITA, cogió las maletas y recorrió los 932 kilómetros que separan los invernaderos de la provincia de las bodegas de Alberite.
Allí, en La Rioja, se acrecentaba su devoción por el vino, concretamente por la Denominación de Origen Toro, cuyas botellas lucen en la pequeña bodega que riega las distintas mesas de sus clientes. “No hay nada que me motive más que un cliente me diga que le recomiende vino. Hay quien prefiere marca, directamente, y se le sirve encantado, pero quien se deja aconsejar, sale encantado”, asegura el dueño que da algunas pautas en las que basarse: “Lo primero es saber qué va comer. Aquí la tapa es elaborada, el producto es muy bueno y por eso el vino se degusta mejor. Además, no es lo mismo invierno que verano, la temperatura también influye a la hora de servir y de beber”.
‘Castigo Di-Vino’, el proyecto de su propio ensamblaje
Manuel tiene claro que no quiere ser uno más. Bares hay muchos y como bien sabe por su familia agrícola, en la innovación y la diferenciación está la virtud. Por eso, esta pasada semana se fue a conocer seis bodegas y, entre medias, hizo su proyecto ‘Castigo Di-Vino’, un ensamblaje en la bodega de Abdón Segovia. “Fue maravilloso realizar el ensamblaje para hacer tu propio vino, mediante otros ya hecho Abdón me dio cuatros vinos base, dos que estaban ya hechos en barricas y dos recién hechos. A partir de ahí, tú haces tus proporciones y conseguimos que el vino que va a salir a la segunda edición, saliera a la cuarta” y que se comercializara en su negocio desde el pasado mes de abril. Además, este año ha conseguido también hacer un vino blanco de ‘Castigo Di-Vino’, un 90% verdejo viejo y un 10% de otra variedad. “El nombre de mi vino es un juego de palabras: ‘Castigo’ por lo duro que es trabajar en la hostelería y ‘Di-Vino’ por el amor que le profeso al vino”.
Ese conocimiento, esa sabiduría, esa forma tan carismática de vivir una Denominación de Origen le ha llevado no sólo a convertirse en un pequeño negocio hostelero distinto al tradicional, sino también para obtener el reconocimiento de toda una institución en la viticultura como es Abdón Segovia. “Que alguien como él, padre de esta DO, diga que ojalá hubiera veinte Manolos en toda España es gratificante, muy gratificante”, indica el almeriense. El reconocimiento a ese excepcional trabajo y a esa cercanía quedó de manifiesto en la cata que hizo ayer Manuel en su local, para celebrar el primer aniversario. Un año ya desde que El Rincón de Manolo abriera su nuevo local comenzando a decantar vino para sus clientes y también a aconsejar sobre botellas difíciles de encontrar en otro lugar.
Además de recomendar en las comidas, Manuel es un perfecto anfritrión a la hora de escoger cuál es la mejor marca para un presente familiar. “Hace unos día me preguntó una novia qué vino podía regalarle a sus suegros antes de su boda. Han sido las botellas que peor he vendido, pero la satisfacción fue enorme”, finaliza orgulloso de que su bodega vaya conquistando el paladar de los almerienses.
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