“No somos el toro a abatir, ni la vaca a la que hay que ordeñar”
XI Edición de los Premios ASEMPAL
Los presidentes de Ata, Cea y Cepyme defendieron la labor que realiza el empresariado
El orgullo de ser empresario
Antes de comenzar el acto de entrega de premios, los presidentes de Cea, Javier González de Lara; de Cepyme, Gerardo Cuerva; y de Ata, Lorenzo Amor, atendieron a los medios de comunicación y subscribieron el mensaje de reconocimiento del mundo empresarial lanzado por José Cano.
González de Lara, de la Confederación de Empresarios de Andalucía, enfatizó el papel preponderante de las empresas durante los momentos más duros de la pandemia. “La empresa ha sido el escudo social que necesitaba nuestro país. Ha sido quien sostenía el empleo, la actividad económica y es un momento acertado para entregar premios a hombres y mujeres que se dejan la piel. Hay pocas cosas tan progresistas como ser empresario, tenemos el afán de construir una realidad productiva para todos”.
Lorenzo Amor, de la Asociación de Autónomos de Andalucía, quizás fue el más gráfico al mostrar su enfado sobre la demonización que están sufriendo los empresarios en los últimos tiempos. “Son momentos complicados, en los que se demoniza al tejido empresarial y se ataca a los empresarios. Las empresas y los autónomos son los que tiran del carro, ni somos el toro que hay que abatir, ni la vaca que hay que ordeñar. Vender como un hecho relevante que a 1.600.000 autónomos se le baje 115 euros su factura fiscal, es ridículo y tacaño”.
Precisamente por ello, Amor apuntaba la importancia de actos como el de ayer: “Tenemos que apoyar a organizaciones como Asempal, que tienen muy claro que los empresarios son la solución y no el problema”.
Finalmente, Gerardo Cuerva, de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa, mostraba el gran trabajo que hace y aseguraba sentirse contrario al pensamiento de que el progreso va por un camino diferente al del mundo empresarial. “Es el momento de reconocimiento. El talento, la perserveraancia, la resistencia del mundo empresarial es evidente y hoy [por ayer] se reconoce. Huyo de la dicotomía de elegir entre progreso y empresa. Soy un fiel convencido de que la empresa mejora el progreso de la sociedad. El estado del bienestar que defendemos los empresarios emana del esfuerzo de los trabajadores que, con las empresas, generamos recursos para que los distintos gobiernos lo destinen en sus políticas sociales”.
En estos momentos de incertidumbre geopolítica, es cuando más tenía que ayudar la clase política a la empresarial. “El trabajor está sufriendo, la empresa está sufriendo y la administración también debe de hacerlo. Tiene que dar el paso hacia la eficiencia. Venimos de un incremento de actividad, pero con un incremento exagerado en los costes para las pymes. El estrechamiento de margen es evidente y no hay que olvidar que la empresa viene de un perído de máxima dificultad. La empresa tiene que generar para poder seguir”.
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