Fran es un genio. Además, es buena persona, algo que vale más que el bitcoin. Su vida comenzó vinculada a la seguridad privada, para después ingresar en las Fuerzas Armadas. Poco a poco se va tornando hacia la ciberseguridad a través de su empresa ‘Be Safe’ y el futuro tiene claro que pasa por la criptomoneda, un negocio que parece sacado de ‘Matrix’, pero que él explica con la sapiencia y la delicadeza verbal del mejor profesor de la escuela.
¿Y cómo un caballero legionario que lleva dieciséis años sirviendo con orgullo en la Brigada de la Legión ‘Rey Alfonso XIII’ da este salto al mundo financiero? Es más difícil de comprender que el funcionamiento de las granjas de minería de criptomonedas. A falta de dos para licenciarse, este vecino de Costacabana no quería entrar en la reserva y ponerse a ver los atardeceres en Cabo de Gata. Es un culo inquieto, lo mismo te hace un chapús que corre los 101 Km. de Ronda. Por eso, no se iba a conformar con pasar a la reserva y ya está. Necesitaba sentirse útil y la ciberseguridad era su nueva bandera: análisis de redes, pruebas de vulnerabilidad a empresas, análisis de inteligencia y riesgo, contramedidas ante ciberataques... Su grado de especialización y fiabilidad es tal que colabora con un despacho de detectives para estafas digitales. El ordenador se convirtió en su nuevo fusil HK. El ratón, el teclado y su mente son su mejor munición.
De ahí a la criptomoneda había un salto. Fran había comprado chicles con monedas de cinco duros, la compra todavía la paga en euros y le faltaba probar el Bitcoin. Ahora que lo ha probado, le ha convencido. Para él es pan comido, te habla de minar criptomonedas en una granja y parece tan fácil como regar tulipanes. Sin embargo, detrás hay una ingeniería financiera que supone un cambio gigante en la mentalidad humana: de tener la calderilla en el bolsillo a que la placa base de tu móvil sea capaz de generarte beneficios virtuales.
“La criptomoneda es una economía digital descentralizada, no hay un organismo monetario que los controle. Es un tipo de moneda virtual que se compra o se vende, que fluctúa dependiendo de cómo esté el mercado”, apunta que Fran que como experto en la materia, quiere dejar bien claro que es un negocio completamente legal: “El Gobierno español no te exige que declares la criptomoneda, pero sí te recomienda que lo hagas. Sólo se trataría de algo ilícito si te enganchas a la luz a la hora de minar las criptomonedas”.
Y ahora entra un término nuevo: la minería. Comprar y vender criptomonedas es algo así como hacerlo con acciones. O con sellos. Sin embargo, la minería ya requiere ponerse en modo ‘Matrix’ y ver pasar ante tus ojos miles de algoritmos matemáticos. “La minería consiste en resolver problemas matemáticos que hay en la nube. Para ello, conectas minadoras (una especie de CPU de ordenadores) y como recompensa, te dan criptomonedas, con las que luego haces tus transacciones”, y que puedes convertir en euros a través de casas de cambio como Binance. En el Carrefour de la capital, por ejemplo, hay una máquina que ya hace esta conversión.
Así, pintado de colorines, parece un cuento de príncipes. Sin embargo, la inversión en energía es muy importante, por lo que Fran está adecuando su espacio de trabajo, con placas solares y demás mobiliario que haga su negocio sostenible. Además, también es necesario darle al coco para hacer minadoras. Y aquí entra en juego su hijo, que con tan solo 8 años, ya ha sido capaz de confeccionar un rig de minería de bajo coste mediante la conexión de varias placas del móvil. Padre e hijo han programado el rig con Arduino, un programa de domótica que también sirve de base para el Bitcoin, entre otras criptomonedas.
“Él quiere ser ingeniero informático militar, le empieza a gustar este mundo y le apasiona la robótica”, dice con orgullo paternal. Éste ha sido su primer pequeño proyecto. Ya tiene otros dos rondándole la mente. El primero es colocar sensores de calidad del aire acondicionado y, tras ser configurados con Arduino, enviar toda esa información a las empresas. Con ello, se asegura otra pequeña proporción de Litecoin, la criptomoneda con la que él suele trabajar.
Y finalmente el proyecto estrella. Una vez llegado hasta aquí, Fran ya está manos a la obra para crear su propia criptomoneda. No da pistas puesto que si en Wall Street hay lobos, aquí los coyotes también acechan. Sabe que el trabajo es grande, pero que el salto de calidad que puede dar con su empresa, ‘Be Safe’, puede ser grande. “Por delante tengo un trabajo importante de programación y una vez que salga al mercado, de actualización, securización y encriptación continua. El valor que tendrá ésta dependerá de cómo esté el mercado en ese momento, del tirón que tenga”, explica Fran mientras consulta en su portátil ‘Blockchain’, la nube donde están todas las transacciones. El mercado alcista hoy aconseja vender.
¿Queda claro esto de las criptomonedas? Pues Fran te lo explica en un día de trabajo matutino en la Base de Viator, mientras consulta por la noche en el móvil unos análisis que tiene que enviar a unos clientes, después de organizar parte de las fiestas de Costacabana, tras haber hecho una tirada vespertina de 6 kilómetros para seguir en buena forma física y con la mesa puesta ya y preparada para dar de cenar a sus tres hijos, las mejores ‘criptomonedas’ que puede tener un padre. Lo dicho, una mente privilegiada.
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