Clase magistral de teatro en el montaje 'El cartógrafo'

El Cartógrafo es una obra de teatro que nace de las entrañas, de profesionales que realmente aman el teatro y, por eso, exploran todas las posibilidades para que el público experimente la misma pasión que ellos sienten.

'El Cartógrafo' se vivió el sábado desde el mismo momento que el público entra en el Auditorio Maestro Padilla. Mientras te quitas el abrigo y acomodas en tu asiento, los actores van trazando unas líneas en el suelo y colocando los muebles que formarán parte de la historia. Y más adelante, los protagonistas son capaces de parar la representación para confesar al público sus dudas sobre la capacidad para transmitir la esencia de esta intensa obra. Pero todos sabemos que en ese momento la comunión es total.

Blanca Portillo y José Luis García-Pérez realizan una auténtica clase de interpretación. Doce personajes, desde la inocente nieta del cartógrafo a la mujer que quiere a través del trazo ayudar a los más necesitados, pasando, en el protagonista masculino, por el abuelo que trata de transmitir la pasión por esta profesión artesanal, o el directivo del régimen que interroga a Blanca.

La escenografía y la iluminación juegan un papel tan importante como los actores. Un escenario desnudo y abierto de par en par, sin telón de fondo, muestra la inmensidad de este mapa, que va dibujando los espacios y conversaciones gracias a las luces.

La sinopsis de la obra se centra en Varsovia, Polonia. Blanca oye la leyenda del cartógrafo del gueto. Según esa leyenda, un viejo cartógrafo se empeñó, mientras todo moría a su alrededor, en dibujar el mapa de aquel mundo en peligro; pero como sus piernas ya no lo sostenían, como él no podía buscar los datos que necesitaba, era una niña la que salía a buscarlos para él. Blanca tomará por verdad la leyenda y se lanzará a su vez, obsesivamente, a la búsqueda del viejo mapa y, sin saberlo, a la búsqueda de sí misma.