Homenaje a Montserrat Caballé con un palco de honor en el Auditorio
La reconocida soprano presentó a nivel nacional su nuevo espectáculo 'La magia de la ópera'
Jordi Galán, Montserrat Martí y Ricardo Estrada acompañaron a la diva en la representación
Un palco de honor para una de las voces más importantes de la ópera de este país. Montserrat Caballé es la tercera que cuenta con un espacio privilegiado en el Auditorio Municipal de El Ejido. Los dos anteriores fueron para Alfredo Krauss y Manolo Escobar. La artista fue homenajeada antes de empezar el recital de La magia de la ópera que se estrenaba en la noche del sábado a nivel nacional.
El alcalde de El Ejido, Francisco Góngora, fue el encargado de inaugurar el acto del palco de honor a Montserrat Caballé: "Queríamos agradecer tu presencia. Ese extraordinario talento musical que ha marcado épocas. Es un referente de la lírica y un orgullo que estrene a nivel nacional La magia de la ópera. En la rueda de prensa de días anteriores pudimos ver esa extraordinaria capacidad humana. Para que nunca nos olvidemos de su paso por El Ejido, le hemos dedicado un palco. Es un verdadero honor".
Montserrat Caballé se mostró muy agradecida y siempre con muy buen humor en sus palabras al público del Auditorio: "Felicitarles por dos cosas: Por la invitación que me han dado a mis 84 años, y porque tienen ustedes un Paco estupendo como alcalde. Es un alcalde muy joven pero muy encariñado con ustedes y con todo lo que representa Almería, El Ejido y este Festival".
La soprano se mostró muy arropada con el elenco de artistas que lo acompañaban en La magia de la ópera: "Agradecer a mis compañeros. Ricardo Estrada, el maestro que hoy nos acompaña, que tantas noches especiales me ha acompañado dirigiendo y tocando al piano. Mi hija, Montserrat Martí, y otro es un joven tenor que lo aprecio mucho, Jordi Galán. He trabajado con el desde hace dos o tres años. Es uno de los espectáculos más completos que hay, tiene música, teatro, poesía, drama, comicidad, baile y canto".
Antes de la selección de los artistas, la soprano tenía claro lo que quería y era mucho sentimiento: "Era difícil encontrar un maestro, un soprano, un tenor… Todos tenían la voluntad de hacerlo. Nadie es ajeno a estas obras, sin embargo, no encontrábamos a las personas con suficiente capacidad interpretativa. Los compositores son los verdaderos divos de la noche".
La diva recordó sus raíces: "Siendo yo muy joven tuvimos que emigrar, por la carencia de comida porque en los 40 estábamos muy mal. Volvimos a España. Mi madre encontró trabajo bordando, mi padre haciendo lo que podía con los abonos de la tierra. Era una España en la que se buscaba la forma de comer y trabajar. Una historia que ha repetido millones de veces en nuestra patria. En las épocas difíciles, lo que te lleva hacia adelante es algo que te une. En mi familia, nos unía el amor por la música clásica".
La artista rememoró sus inicios como cantante lírica: "Mis padres tenían la ilusión de ver una ópera, un teatro… Comencé con las audiciones en Italia primero, pero no dieron el resultado que deseaban. Me dijeron que era muy jovencita con una voz bonita pero que me faltaba mucho. En Alemania me tomaron más en serio. También me dijeron que poseía una voz bonita y con un buen futuro pero que no había sitio. Me aconsejaron que fuera a Suiza, Basilea, y conseguí mi primer contrato. Tuve la inmensa suerte de debutar con papeles pequeños y después con Puccini".
En el momento de interpretar a Puccini, Caballé descubrió algo fundamental para los siguientes pasos en mi carrera: "Interpretaba algo que no era mi voz, era mi alma y mis sentimientos, y no sabía lo que era hasta que supe que era que estaba al servicio del compositor. No era un sentimiento vulgar. Me hizo ver el mundo de la ópera en otras circunstancias. Me despertó a los sueños y a la magia de la ópera. Los cantantes somos incapaces de crear pero sí de servir".
La artista contó anécdotas con grandes tenores, sopranos y artistas de música clásica, y diversas situaciones que se fueron creando durante su carrera profesional como su audición en Nueva York con la llamada posterior de María Callas. "Siempre tuve la impresión de que estaba haciendo lo que no querían ir. Lo que no quería hacer fuerte, lo hice pianísimo, y eso fue lo que triunfó".
Si alguien podía llenar el Auditorio Municipal de El Ejido en esta edición esa era Montserrat Caballé. La expectación era máxima. La primera en actuar fue su hija Montserrat Martí y, posteriormente, le tocó al turno a Jordi Galán, siempre acompañados por la maestra del piano de Ricardo Estrada. Alternaron sus actuaciones e incluso interpretaron algunos temas juntos.
Aunque Montserrat Caballé actuó más como directora de escena, narradora de su propia historia y presentadora de la gala que como soprano, interpretó junto a su hija el tema de La tarántula para que los asistentes pudieran escuchar una de las voces que han marcado una época. También interpretó junto a Jordi Galán y Monsterrat Martí, El gato montés. El público se puso en pie para homenajear a una de las grandes damas de la lírica de este país.
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