Utilizo el título de la película en la que Benedict Cumbertbatch se metía en la piel de Alan Touring, el hombre que lideró el equipo que descifró el código Enigma y contribuyó a acabar con la Segunda Guerra Mundial, porque de una parte parece que Vicente Moreno aún está intentando descifrar cómo hacer funcionar su equipo, con la plantilla que tiene, aunque también estoy intentando descifrar sus razonamientos para lograr ese cometido. Ante el Valencia, una vez más, el entrenador me dejó descolocado, primero repitiendo la alineación de Villarreal. Pero luego lo peor estuvo por llegar. Sus cambios, en particular el de quitar a Lopy para dar entrada a Koné, dejando a Melero y Robertone en las funciones de mediocentros, pasó a los anales de esos momentos históricos como cuando vimos a Jonathan Zongo de mediocentro por obra y gracia de Joan Carrillo. Este cambio vino seguido casi de inmediato por el 1-2 del Valencia, que por fortuna quedó neutralizado por el segundo gol de Sergio Arribas, cuarto en seis partidos. El mediapunta formado en La Fábrica está dando buena muestra de sus cualidades, que iban sobradas en 1ª RFEF y que en Primera siguen siendo efectivas. Lo de Arribas es una de las grandes noticias del comienzo de liga. Lopy también. La continuidad de Robertone o la llegada de Montes también podrían meterse en ese grupo. A partir de ahí, desconcierto, nerviosismo y el abismo. El Almería tiene solo 2 puntos de 18, pero lo más preocupante son los síntomas y la poca capacidad de reacción del cuerpo técnico. La temporada pasada Rubi, tras la traumática salida de Sadiq, tuvo un periodo de tiempo que anduvo desquiciado hasta que asumió que el nigeriano era historia y tenía la plantilla que tenía y había que trabajar con ello. Creo que Moreno anda en un proceso similar. La diferencia es que Rubi tuvo a Sadiq 3 jornadas y el equipo venía hecho de Segunda, mientras que Moreno está todavía intentando dar sentido a lo que tiene y el tiempo juega en contra. Ojalá dé con la tecla hoy…
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