'Tino': ¡Me alegro de volver a verte!

No nos engañemos. Hay mentiras que no son verdad y en el fútbol, territorio abonado para la pasión, hay muchas. Una de las más recurrentes es aquella que nos recuerda que fulanito ha dejado el fútbol. La frase, en muchas ocasiones, es una verdad a medias, que es tanto como mentir dos veces. Nadie deja el fútbol. Es el fútbol quien deja a todos. El origen del adiós no pasa sólo por el DNI. Nadie más que el deporte-rey es quien se encarga de reclutar efectivos para su particular "día después", esas pachangas sabatinas de amigos en La Cañada, con el orgullo en juego y unas cañas después. Pero hay futbolistas que resisten y se resisten con dignidad. 'Tino' Costa es un ejemplo de esta casuística. A sus 32 años (9 de enero 1985), el mediocentro nacido en Las Flores, a 180 kilómetros de Buenos Aires, y formado en el fútbol francés, podría retirarse, pero no tiene ni motivos ni ganas. Su carrera se encuentra en la recta final. El brillo de su juego, el que lució en tres temporadas y 113 partidos con el Valencia, se ha ido apagando con los años y su protagonismo en las Ligas rusa, italiana y argentina ha caído exponencialmente. Pero todavía no ha llegado su hora. El declive de todo deportista de élite es progresivo. Se pierde velocidad, regate y respuesta física, potencia y capacidad de reacción. Pero la clase, esa esencia que sólo moja a unos pocos, no se apaga de golpe y porrazo. La pierden quienes antes la han tenido y el argentino la conserva tanto como la humildad que aprendió trabajando en una panadería y un supermercado o viviendo encima de una carnicería. Contra el Lorca abrió el frasco y regaló dos gotas de su mejor perfume, con un pase medido de 30 metros y un golpeo de falta que acabó en el fondo de la red. El Almería recobra la importancia del balón parado con el argentino y el dorsal 8 regresa por sus fueros. "Me alegro de volver a verte, 'Tino'", como dicen por aquí.