
Tribuna económica
Carmen Pérez
Nuestras pymes, nuestra SGR
De Primera
Cuánta razón tenía Pepe Mel, último entrenador que tuvo la UDA en Primera, cuando tras varias semanas en el vestuario rojiblanco, entre otras cosas, dijo que había que abrir de par en par las ventanas para que se aireara. ¡Qué vería el bueno de Mel para decir eso! Con el paso del tiempo, y pese a que esa plantilla ha sido dirigida ya por cinco entrenadores, hay que empezar a pensar que el madrileño tenía toda la razón del mundo. Cuántos fuimos los que, una vez finalizada la temporada, éramos de la opinión de que esos jugadores no deberían de haber vuelto a ponerse la camiseta, ni tan siquiera para una “pachanga”. No eran merecedores de ella, ni del escudo ni de la ciudad que representan tras una temporada que casi acaba reflejada en el libro de los récords. Pero el club siguió confiando e incluso el entrenador, que creímos que no le habían dado todos los vídeos de los partidos que el equipo disputó en Primera. Si se los llegan a dar igual se lo hubiera pensado dos veces, o habría pedido con urgencia la llegada de refuerzos. Se ‘conformó’ con Lázaro y Selvi cuando todos sabíamos dónde estaban las carencias de una plantilla diseñada para pelear por Europa y que acabó como acabó. Rubí ni rechistó y tragó con lo que le dieron. Ahora los jugadores se quejan de que la grada les pite o les abronque, incluso ganando. ¿Acaso no son conscientes estos muchachos de que la grada está cansada de ver siempre lo mismo y de no obtener nada a cambio? La afición siempre ha estado muy por encima de una plantilla que no ha estado a la altura de lo que se esperaba, de ahí que cada vez sean más las voces que piden una limpieza total del vestuario, independientemente de dónde esté el equipo la próxima temporada. Esa plantilla está muy “viciada” y necesita cromos nuevos, empezando a pedir responsabilidades a quien la diseñó y decidió que esos eran los jugadores más indicados para jugar en Primera y que están demostrando que no tienen nivel para ser ese “trasatlántico” que se esperaba en Segunda. Del dicho al hecho...
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