
TRIBUNA ECONÓMICA
Joaquín Aurioles
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Están caros en internet los ejemplares de Al Sur del Sur: Viaje a la Patagonia (2008), de León Lasa; yo conservo uno, tras regalar unos pocos. Publicado por Sotavento, de Almuzara, su lectura es deliciosa, y no sé si está descatalogado, pero es curioso cómo se cotizan las joyas escritas cuando su papel envejece. Más acá y más allá del Cabo de Hornos y la Tierra de Fuego, el Sur es un concepto geográfico, por lo general asociado al menor desarrollo. Resultaba sorprendente la noticia: “Andalucía y Baviera se alían contra la centralización de los fondos de la UE”. En la foto, Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, estrecha su mano con la del ministro para la cosa europea del poderoso lander, Eric Beilwenger. Ambos sonríen; pero por motivos dispares, cabe conjeturar. Cada uno sonríe por lograr una instantánea: no sabe uno bien qué mueve en ella a cada cual.
Baviera es el sur alemán, rico; Andalucía es el sur español, donde sucede al contrario si nos atenemos a las cifras macro. Qué hay detrás de que el norte español tenga más renta per cápita, mientras el norte germánico vaya dejando de ser rico y el sur se muestre rutilante, subiendo por el mapa. Cosas de la geografía, la historia y los meridianos, dignas de otro comentario. Sí es claro que son extraños compañeros de cama los dos sonrientes presidentes. Uno autonómico; otro federado (¿cuáles son las diferencias?). Ninguno de los dos quiere perder poder con respecto a los llamados Fondos de Cohesión de la UE. Sucede que unos los aportan y otros los recibimos. Se trata de “desarrollo a cambio de mercados”, desde hace décadas. Nadie da duros a cuatro pesetas. Ni los recibe. Es una cuestión comercial. Y presupuestaria. La UE programa centralizar en los Gobiernos la gestión del maná que es semilla de clientela, despojando de esa arma de a las autonomías (o landeren). La asimetría de intereses entre Baviera y Andalucía es patente.
Parece bien posible que las regiones y los nacionalismos centrífugos compelen a la Unión Europea a devolver a los estados centrales el poder de reasignar los dineros comunitarios. Los nacionalismos regionales han adquirido demasiado poder político, sobre todo en España: a Europa no le interesa la eclosión de los pequeños países. Baviera y Andalucía son sureñas a su manera, pero son territorios federales o federalizados con pocas semejanzas estructurales. Con intereses comunes o recíprocos, puede. La historia va diciendo que la Gran Europa, en general, salía la cuenta a prósperos y a aspirantes. Pero aquí, en la España fragmentada y desquiciada, la racionalidad cotiza menos que el mercadeo y la ganancia de pescadores: llevamos tres años sin Presupuestos del Estado, por ejemplo. Hace bien Moreno en pelear. Nos va mucho en ello, aquí en el sur nuestro.
Está bien la foto de los dos líderes, y sus alusiones a las similitudes culturales (?) y “la fuerte personalidad” de Baviera y Andalucía. Menos más que nos queda Portugal; perdón, Bruselas. Si fuera por nosotros, siniestro total. Uno se pregunta, ¿a unas malas, es sostenible la presión nacionalista, el mercadeo y su inevitable impacto sobre la atención médica o mantener las infraestructuras en las regiones infrafinanciadas y superpobladas, por mencionar algo? ¿Jugamos a lo mismo en Múnich y en Sevilla? ¡No! ¿Cui prodest?, ¿quién sale ganando en España? Vaya una cándida desconfianza ante la iniciativa del núcleo eurocrático bruselense. No cabe preferir desde este sur del sur que Madrid disponga. En nuestra jaula de grillos hispánicos, con esa recentralización de cientos y miles de millones perderían los grillos verdiblancos, andaluces, y más si votan al PP. Porque, a falta de una Gran Coalición Made is Spain, los que no me votan o cuadran a mí pueden esperar. En 2026 veremos.
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