Un enemigo común

16 de mayo 2025 - 03:07

Durante los últimos meses, una pregunta se repite con demasiada periodicidad en la vida de cualquier aficionado rojiblanco: “¿Lo del Almería qué?”. Una cuestión que, en la mayoría de las ocasiones, tiene como respuesta una de esas frases hechas para salir del paso. Sin embargo, esta semana ha sido diferente. Después del partido de Cádiz, en un ejercicio bastante terapéutico, he tratado de explicar la montaña rusa de emociones que uno pudo sentir tras el partido. Palencia Caballero se encargó de dinamitar cualquier opción de un Almería que mostró orgullo y coraje con dos menos, pero que volvió a patinar fuera de casa. El colegiado, en otra muestra del sensacional momento que vive el arbitraje español, expulsó a cuatro miembros de la plantilla unionista y solo le quedó un objetivo pendiente: la amarilla a Luis Suárez. Espero que haya habido bronca por parte de sus jefes por esa imprudencia. Este colectivo, el más protegido del país, integra a unos trabajadores que pueden fallar cada semana en su ocupación laboral y nunca serán reprimidos por ello. Es más, en muchos casos incluso son premiados con mejores partidos o ascensos de categoría. Los pájaros tirándose a las escopetas. Más allá del esperpento de partido, con un manejo inaceptable, el gesto que le hace a Dion Lopy llevándose el dedo índice a la sien pone de manifiesto la hipocresía de una figura que hubiese mandado a los vestuarios al senegalés si hace exactamente eso. Los mismos que derraman lágrimas de cocodrilo porque sus hijos lloran son los que te pueden fastidiar el trabajo de todo un año. No solo es que la cosa no vaya a cambiar, sino que va a peor con el paso de las temporadas. Esta hostia con la mano abierta, no obstante, ha servido para cicatrizar viejas heridas. La afición ha dado un paso adelante esta semana y todo el mundo está pensando en el domingo. Es el momento de salir a matar en las tres últimas jornadas. La mayor unión siempre será un enemigo común.

stats