No pinta bien. Es una frase corta y muy usada estos días entre la afición almeriense. Tras un nuevo naufragio en Mallorca, otro teórico rival directo al que como Elche o Valladolid la UDA se ha enfrentado quizá más en Segunda que en Primera, el futuro del equipo esta campaña se sigue oscureciendo. De momento, tras seis partidos, sólo la victoria ante un Sevilla en horas bajas y aquel empate en tierras ilicitanas mantienen a flote a un equipo que sin Sadiq navega a la deriva. Desde aquí, antes de seguir desmenuzando en clave rojiblanca, denme una licencia txuriurdin y hacia su flamante aunque roto delantero nigeriano: ánimo, Umar. El partido que abría el sábado poco a poco se fue decantando del lado de los locales, con un Son Moix especializado en amargarnos el almuerzo y la siesta. Un rechace y varios despistes en la zaga unionista dejaban en bandeja el 1-0 definitivo al otro niño del Cola-Cao. Ese tanto de Maffeo es para hacérselo mirar e imagino Rubi no tardaría en apuntarlo para próximas clases de refuerzo. Apoyo también va a necesitar la mayoría de esta plantilla, empezando por un Sousa que, pese a estar la jugada invalidada, se marcó un clamoroso Abreu in extremis que desató las iras en parte de un buen puñado de almerienses desplazados a Mallorca y ubicados justo detrás de la portería donde el brasileño perpetró un disparo a bocajarro de risa. También habrá que hablar con Samú y Ely además de hacer que hablen entre ellos, si no lo han hecho ya, de forma más calmada a la que mostraron justo antes, rondando el 90'. Esas broncas no proceden. Otra cuestión es la ausencia continuada de Kaiky, que en Mallorca vio cómo era suplente de los hasta ahora intocables Babic y el propio Ely, pero ya también parece serlo de Chumi. Sólo las leves mejorías de las segundas partes parecen pedir agarrarse a clavos ardiendo con las entradas casi siempre revulsivas de Arnau. Ojalá Melero aporte también lo que se espera de él, así como que Ramazani reencuentre su socio perdido y Touré o Vinicius empiecen a funcionar. La sombra de Sadiq sigue siendo alargada, pero lanzo una reflexión invitando a comprarme algo más de paciencia aún palmando el viernes, como sería normal, en Bilbao. Acabo con lo siguiente: Umar se fue tras varias jornadas jugadas; Darwin en 2020 fichó por Benfica dos semanas antes de iniciarse la Liga. Los mismos males, distintos tiempos.

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