Llevo abonado al Almería desde que tengo uso de razón exceptuando alguna temporada en los inicios del Mediterráneo cuando la familia tuvo que abrocharse el cinturón. Y renovaré este verano a pesar tanto de la subida de precios (no se entiende la misma cuando los sueldos no se incrementan) como de haber pagado el pasado estío 300 euros para posteriormente usar el carné sólo el encuentro ante Osasuna (vaya partido para ir...). Los sentimientos hacia el equipo sin indudables por mucho que alguno hable sin saber argumentando mi función de entrenador en otro equipo de la capital como si ambos aspectos fuesen incompatibles.

Desconozco si es por el paso de los años, por verlo desde fuera o por la labor periodística, pero me río de aquellos que hablaban de sufrimiento el pasado domingo con ese vital encuentro en Cornellá. Bendito sufrimiento estar absoluto centrado en sufrir y no tener que añadirle la presión por sacar el trabajo sobre la bocina, máxime al tratarse de un encuentro a las 21:00 horas; por cierto, una mente brillante la que fijó ese horario pensando en el bien del aficionado que quiere desplazarse para animar a su equipo en el trascendental último partido de la temporada.

"Si te dedicas a lo que te gusta", te contestan cuando no puedes aceptar un plan por tener que trabajar fin de semana sí y fin de semana también. ¿Se sufre más escuchando eso o cuando te escribe un conocido con el que llevas sin hablar un año, pero te pide un par de entradas para ver el típico partido ante el Barcelona? Para hablar de sufrimiento, ese momento en el que recibes un mensaje detrás de otro de la vecina de turno preguntándote el resultado del partido que estás cubriendo como si fuese tan complicado acceder a internet y consultarlo, contribuyendo con un pinchazo a lo que acabas de escribir.