Tengo que confesar que el jueves a primera hora de la mañana me llevé una muy desagradable sorpresa. Consultando las altas y las bajas en el mercado, me encuentro con que el almeriense Javi Robles ha rescindido contrato con el Almería de su alma, con el equipo del que fue "abanderado" en la ofrenda floral a la Patrona tras el ascenso a Primera no hace muchos meses. Allí estaba el joven centrocampista almeriense, envuelto en nervios custodiando el hermoso ramo de flores, sabedor de lo que significaba: el único jugador nacido en la tierra y que había logrado ayudar al equipo a subir a Primera iba a agradecerle, en nombre de todos sus compañeros, el apoyo a la Virgen del Mar. Había que verle la cara de emoción… una imagen que me llamó muchísimo la atención, ya que era el único de la tierra en esa plantilla, y que nos hizo recordar a los Ortiz, Francisco o Rojas… Me dolió que se marchara cedido al Fuenlabrada, que Rubi no le diera la oportunidad de seguir en el equipo de su tierra, con el que había logrado el ascenso y con más pena que gloria se fue al equipo madrileño para seguir disfrutando de esa pasión que le envuelve, aunque lejos de su tierra, donde le hubiera gustado seguir. Pero pasados unos meses el Almería ha puesto punto y final a la relación. Ojalá hubiera tenido Javi Robles las mismas oportunidades que otros jugadores que han pasado por el vestuario del conjunto rojiblanco, pero no ha sido así. Su ilusión se vio apagada un 31 de enero. Estoy convencido de que la noche del martes no le brillaron tanto sus ojos como el día que representó al club de su tierra en la ofrenda floral sin ser ninguno de los capitanes, pero ahí estaba él, único almeriense en la plantilla. Ojalá tenga suerte en su nuevo destino, el Pontevedra, y algún día nos alegremos de verle jugar en Primera División o con el Almería de sus amores. Suerte, amigo.

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