Un AVE a paso de tortuga

16 de septiembre 2014 - 01:00

SE quedó descansando la señora ministra de Fomento con la respuesta que dio la pasada semana cuando fue preguntada por las obras del tren de alta velocidad para Almería. Algún avispado parlamentario de su cuerda de los que nos representan en Madrid, le llevó la chuleta del derribo del muro que separaba las vías del tren, y con ese argumento se preparó un discurso floreado que nada tenía que ver con la pregunta formulada, sobre la que pasó de puntillas. Claro que, al cabo de los tres años que lleva en el ministerio sin soltar un centavo en la provincia de Almería, que ahora nos comunique que el Gobierno ha sometido a trámite de audiencia el tamo del AVE entre Pulpí y Cuevas de Almanzora, como paso previo para su licitación en el último trimestre del año, no es una noticia como para dar una vuelta al ruedo. También dijo que para tal fin se dispone de 86 millones de euros, no sé bien si de los 4.573 millones presupuestados por el ministerio de Fomento para las inversiones previstas en 2014, o de una cantidad similar que se presupueste en años posteriores, porque desde que se anuncia la licitación hasta que se ponen las máquinas a funcionar lleva su tiempo. Así que habrá que estar atentos a la marcha del procedimiento administrativo, para calcular cuándo empiezan las obras. En cuanto al tramo, mientras que Fomento inaugurará en 2015 más de mil kilómetros de alta velocidad en el resto de España, aquí se van a licitar doce kilómetros y medio para inaugurarlos cuando Dios quiera.Si te pones, es un trayecto que lo recorres andando en media mañana. Y haciendo cuentas se necesitarán diez tramos como ese para llegar a la capital. Siendo optimistas, entre unas cosas y otras, a dos años por tramo, suponiendo que no haya interrupciones como las que vienen siendo habituales, - me remito al tapiado de los túneles - es posible que dentro de veinte años el político de turno venga a cortar la cinta, se suba en el AVE y se dé un garbeo por la costa mediterránea. A la vista del aciago panorama, no es nada extraño que la ministra de Fomento despachara el asunto de la alta velocidad con dos capotazos y se explayara con una templada faena contándonos lo del derribo del muro que, con cuatro martillazos para echarlo abajo y unas cuantas buganvillas para el relleno, es una ganga de obra que va a quedar de lo más vistosa y, de camino, a la chita callando, se avanza un paso para que nos vayamos olvidando del soterramiento.

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