Llevo esta bendita ciudad en el corazón y en el alma; en el amor y en el sentimiento. Como si fuera un poema de Berlanga y otro de Santano, en el amanecer de los días. Como si fuera una mirada infinita, entre la alcazaba y la bahía. Como si fuera una lágrima, solitaria, en alta mar. Como si fuera una barca, que besa la espuma, entre metáforas y rimas. Como si fuera un recuerdo, que los siglos imprimen al atardecer en los lejanos horizontes de una ola. Como si fuera un brindis de Ava Gardner una tarde de toros. Como si fuera un paseo, con un libro entre las manos, en el parque de Nicolás Salmerón. Como si fuera un capítulo de la historia que, sabia y mirífica, nos entrega Antonio Sevillano: Maestro de historiadores. Como si fuese el cabello gongorino de una dama del Siglo de Oro. Como si fuera un poema de Borges, al alba de un día verde y blanco. Como si fuera una plegaria a la Virgen del Mar. Como si fuera la prosa de Antonio Berenguel en un álbum de palabras. Como si fuese la odisea de una tarde de estío en una playa salvaje. Como si fuera un tetrasílabo con la tilde del hiato en la í. Como si fuera el Mediterráneo que la leyenda grabó en los siglos de Almería. Como si fuera un sueño en una cala, que solo aquí existe. Como si fuera un abrazo de mis hijas. ¡Almería, en el corazón y en el alma!

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