Carta del Director/Luz de cobre

Almería 2023, necesidades aún pendientes

La provincia inicia el año como acabó 2022. Las necesidades aún pendientes de ejecución, las promesas por cumplir y los retos por alcanzar todavía desnivelan el fiel de la balanza por el lado del debe. Muy a nuestro pesar, y no será porque la voluntad y el tesón ha perdido un ápice de fuerza, mantenemos un enorme déficit en comunicaciones, la solución de los problemas del agua queda aún muy lejos y el camino hacia la sostenibilidad se emborrona más veces de las necesarias para trazar líneas difusas, en las que las certezas se sacuden como un árbol con la fruta madura y las dudas e interrogantes se adueñan del óleo como si de un pincel usado se tratase.

Dicen aquellos que nos gobiernan que el año que comienza va a ser el del gran avance en las obras del AVE que un día nos debe unir con Murcia, conectarnos con Madrid y acercarnos a través del Corredor Mediterráneo con Europa. No tengo dudas de que así puede ser, a pesar de que los precedentes que tenemos no son los mejores para los escépticos como yo. Pero hay que tener fe, mejor 280 millones de fes que es la cantidad presupuestada por el Gobierno para invertir este año en el tramo. Y como hay elecciones en mayo y luego en diciembre, pueden ser las mejores excusas para que nadie ose mirar para otro lado en una reivindicación histórica como es la de la salida exterior de la provincia.

El agua es posiblemente el segundo gran argumento que nos debe mover en 2023. Con el recorte del trasvase Tajo-Segura cercano, fundamentalmente por el caudal ecológico, nuestros objetivos pasan por la autosuficiencia. Es el camino a seguir, aunque nunca se debe renunciar a la llegada de agua desde otras cuentas, siempre y cuando existan excedentes. La solidaridad debe ser la base sobre la que se dibuje el futuro de la huerta de Europa que es Almería y la rentabilidad la pintura y los pinceles que deben configurar la trama que resuelve, de una vez y para siempre, la endémica sequía a la que nos enfrentamos un año sí y otro también.

Mirar al cielo a la espera de una borrasca no debe ser nunca más la preocupación de aquellos que abastecen los mercados del viejo continente y llenan las neveras de los consumidores. Y es que hay una razón de peso para olvidarnos de mirar al cielo a la espera de nubes y no es otra que el mar. La tecnología nos permite contar con el recurso que tenemos al alcance la mano. Sólo debemos lograr que los costes no se disparen y que la rentabilidad de las explotaciones esté por encima de los gastos. Una ecuación compleja, soy consciente, pero asimilable por buena parte de las explotaciones agrícolas del levante español. En caso contrario siempre se puede explorar el camino de las ayudas, como las que reciben otros sectores igual de básicos como es el agrícola para un país como el nuestro. Otros planteamientos quedan lejos y cercanos a la obsolescencia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios