Aniversario de la I República

Hablar hoy de República, de Estado Federal, no es hablar del pasado. Sus valores siguen presentes

Lo he ido dejando, dejando y no quiero que termine este año sin hacerle un recuerdo a los 150 años de la proclamación de la Primera Republica. Fue el 11 de febrero de 1873 y duró a penas un año, hasta el 3 de enero 1874. Fue enormemente convulsa: 4 presidentes (Figueras, Pi y Margall, el alhameño Nicolás Salmerón y Castelar), el alzamiento carlista en el Norte, insurrecciones cantonales en el Este y en el Sur (Cartagena, Tarifa, Sevilla, Castellón,…), inestabilidad política y social, y para que no faltara nada, terminó con el golpe de Estado dado por el general Pavía que culminó finalmente con el pronunciamiento de Martínez Campos, en Sagunto y el advenimiento de la monarquía con Alfonso XII.

Y sin embargo fue, junto con la Segunda Republica, uno de los periodos más emocionantes y esperanzadores de la época moderna española. Se constituyó un Estado federal frente al Estado hasta entonces centralista, se proclamó el sufragio universal (el masculino, ya que el femenino no llegó hasta la Segunda República, con Clara Campoamor) frente al sufragio censitario, se postuló la separación Iglesia-Estado y libertad de cultos frente a un Estado confesional, se ratificaban los derechos individuales y democráticos ya presentes en la Constitución de 1869, se intentó la participación popular en la Administración de Justicia (establecimiento del Jurado popular), la abolición de las quintas y la instauración de un ejercito profesional, el autogobierno de los estados federales y la solidaridad federal en todos ellos.

Muchas de las propuestas (la Constitución republicana de 1873 no dio tiempo a ser aprobada) no se pudieron conseguir sino hasta finales del s.XX, y lo que hoy en día parece actual (Tribunal de Jurado, Ejército profesional) ya era una propuesta cierta en pleno s.XIX.

La libertad tan deseada y la convivencia entre las diferentes identidades territoriales se encararon de frente y yendo a la raíz de la cuestión, y si no triunfó el modelos de libertad y de solidaridad federal, fue debido a nuestro espíritu cainita, donde la tradición y la modernidad se devoraron en vez de conversar, cuando la comunicación es vital para todo, y, finalmente el mantenimiento del llamado orden público triunfó frente a la impaciencia de los amantes de la libertad.

Sin embargo, hablar hoy de República, de Estado Federal, no es hablar del pasado. Sus valores siguen presentes, así que hoy podemos volver a soñar…

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