Asalto de tanteo

Hasta el congreso federal del PSOE no se verá si los críticos con la dirección de Susana Díaz le plantan cara de verdad

Sólo fue un cruce de guantes. Un asalto de tanteo. Más que para probar las fuerzas ajenas, el objetivo era desentumecer los músculos propios, porque a estas alturas había dudas de que conservasen la movilidad. Año y medio con el partido paralizado por el KO. El shock causado por la perdida del Gobierno de la Junta. Nadie desde entonces se ha querido sentar en el diván y preguntarse qué pasó. Como si el tiempo pudiera, por si sólo, devolver la lucidez a una formación que caminaba grogui. Pero a estas alturas, la dirección del PSOE andaluz, más allá de los irreductibles que creían tener bajo control, no esperaba que más de 20 parlamentarios se atrevieran a subir al ring y protagonizaran un amago de combate sin las mascarillas del anonimato. Eso sí, todos asumieron el papel de sparring y manteniendo la distancia con la contrincante. Porque en realidad nadie cuestionó directamente a Susana Díaz. Los críticos con la actual trayectoria del partido en Andalucía filosofan sobre los cambios, pero sin recambio.

Sucedió hace un par de semanas en la reunión que convocó la Ejecutiva regional socialista con los parlamentarios nacionales. La excusa era presentarles un plan de coordinación. Dejó fuera de la cita a los tres diputados andaluces díscolos. Faltaba espacio para que se sentaran todos con las garantías de seguridad. Y los atrevidos sacaron el manuel básico de reproches. Una fórmula para que se visualice que el proyecto actual está agotado: la oposición del PSOE al Gobierno andaluz es demasiado débil y el presidente Juanma Moreno se consolida. Luego será imposible desalojarlo del poder. Sólo hay que mirar el caso de la ciudad de Málaga. A Pedro Sánchez se le ha dejado demasiado sólo en mitad de la pandemia. Y, para rematar, el partido en Andalucía funciona mal.

En septiembre se verá si hay segundo asalto. Está previsto que se reúna la interparlamentaria, con todos los diputados sin excepción. Pero será en el congreso federal del próximo año cuando se vea si las voces disonantes son amagues o se agrupan y plantan cara. Díaz conserva el control del aparato del PSOE-A. En Andalucía, ahora, Sanchistas son todos. La primera en dar fe es la secretaria general. Así que si compiten dos listas, la pugna servirá para medir la fuerza de los delegados de cara al cónclave regional que se celebrará después. A Sánchez le toca jugar a la neutralidad, sobre todo después de que Díaz le haya jurado fidelidad. Pero en sus cálculos electorales es el primer interesado en que los rebeldes no arrojen la toalla.

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