Autónomos

Si las condiciones de los autónomos fuesen favorables habría muchos, y eso restaría efectivos a las listas del paro

08 de febrero 2022 - 01:25

La Unión de Trabajadores Autónomos ha elaborado un informe sobre la situación actual de estos trabajadores en España. Resulta que de los tres millones de autónomos que cotizan a la Seguridad Social, el 85 % lo hace por la base mínima, por lo que sus pensiones son más de 400 euros inferiores a las de los trabajadores por cuenta ajena, una miseria. Más de un millón obtienen rendimientos inferiores al salario mínimo interprofesional y, de ellos, 600.000 son mayores de 55 años. Se trata, pues, de un sector envejecido. A todo esto, hay que añadir que el Gobierno, en el nuevo sistema de cotización de 2022, pretende elevar las cuotas de autónomos hasta los 300 euros de cuantía mínima. Claro, en esas condiciones, ¡quién va a querer ser autónomo!

Salvo que seas médico, abogado, o algo así, o tengas una de esas profesiones imprescindibles como es la de fontanero -aunque ya hay aquí muchísima competencia-, trabajar por cuenta propia en este país es llorar. En Europa las condiciones son más humanas. Aquí trae más cuenta, ahora mismo, ser asalariado, por malo que sea el salario y por malas que sean las condiciones laborales o el contrato, que trabajar por cuenta propia.

Y es precisamente eso lo que se pretende. Si las condiciones de los autónomos fuesen favorables habría muchos, y eso restaría efectivos a las listas del paro, que en España siguen por encima de los tres millones de personas. Todavía el sistema, que se ha quedado obsoleto en esto como en tantas otras cosas -Sanidad, por ejemplo, como estamos constatando con la pandemia-, necesita un ejército de parados de reserva para mantener bajos los salarios, precarias las condiciones de empleo y moderadas las reivindicaciones sindicales. Las empresas dominan el sistema, y las empresas invierten -que no gastan, como muchos empresarios creen- hasta el 70% de sus ingresos en personal. Así que ese es el gasto a batir continuamente. De ahí que en lo primero que piensan cuando las cosas no marchan es en despedir. Lo siguiente, chupar de la teta del Estado. Un sistema liberal mientras todo va bien, pero proteccionista cuando va mal. Eso, con las empresas. Con los trabajadores autónomos no es así. La lucha del autónomo por sobrevivir es en condiciones desiguales respecto a la empresa, los asalariados y los profesionales, digamos, de alta gama. Gran parte acaba volviendo al mercado laboral pidiendo trabajo a sus antiguos jefes.

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