LA Galería Argar exhibe desde el día doce de marzo, la obra de la reconocida pintora Carmen López.

Lejos de lo fácil, la artista avanza por otros mundos, donde el concepto del arte se amplía. Su inquietud constante por la búsqueda de nuevos horizontes evoluciona por caminos siempre ascendentes y progresivos.

El en sus investigaciones artísticas, la pintora hace afortunados descubrimientos, donde concurren una cantidad de factores sabiamente conjugados para al final plasmar la esencia en sí de las cosas o personas, unidas por medio de un influjo lleno de misterio.

Analizar la obra desde la abstracción o figuración, es restarle capacidad a la misma. La unión de estas dos propuestas estéticas tan desiguales contribuyen a ver claramente que Carmen López va más allá de unos arquetipos determinados. Todo lo soñado, lo contemplado, lo vivido e intuido entran a formar parte de una pintura que puede calificarse de inefable.

En la contextura de sus cuadros, observamos que están realizados con técnicas acrílicas y mixtas; de coloración suave y donde las líneas o ejes principales están trazados con la firmeza correspondiente, para hacer así visible la estructuración de la composición. Las insinuaciones dibujísticas, la belleza de sus manchas y veladuras dan lugar a un juego de desmaterialización, convirtiéndose la obra en imprecisa, siendo y no siendo al mismo tiempo.

En esas ocasiones la figuración se va perdiendo y la pintura va llenándose de poesía y calidades fluidas, pero sin permitir que la obra se vuelva débil, por el contrario, los resortes utilizados por la artista hace que dentro de su lirismo broten rompimientos con lo real y clásico, a través del gran dominio que tiene la pintora en el manejo de los trazos de las manchas.

Carmen López, madrileña y afincada en Almería desde hace años, es licenciada en Bellas Artes y periódicamente expone en la Galería Argar.

Desde estas líneas quiero felicitarla, por hacernos sentir al contemplar su obra sensaciones entrañables de belleza, armonía y seducción.