Carta del Director/Luz de cobre

La Clásica ciclista, un proyecto agotado

Ver en Jaén a Pogacar venciendo es una muestra clara de que nos han sacado de rueda y sólo llevan dos ediciones

El ciclismo es para mi el deporte por excelencia. Los grandes corredores, elevados en muchas ocasiones a mitos, han contribuido de forma excelsa a crear afición. Millones por televisión y miles en las carreras han convertido desde los tiempos de Bahamonde al mundo de las dos ruedas en la imagen de un país en el exterior. Pocos como Luis Ocaña, José Manuel Fuente, Miguel Induráin, Perico Delgado, Alejandro Valverde o el propio Alberto Contador, han hecho tanto por la modernidad de España más allá de los Pirineos. Con la colaboración, siempre inestimable de la televisión, las grandes etapas del Tour de Francia, el Giro de Italia o de la propia Vuelta a España, han definido el carácter de invencibles, o casi, de aquellos que a fuerza de pedales lograban doblegar a sus rivales del resto del mundo, pero también la negativa imagen que en su día pudiera tenerse de un país como el nuestro.

Aun hoy, a pesar del daño que el dopaje infringió a este bello deporte, millones de personas se sientan cada tarde frente al televisor en el mes de julio para disfrutar de las míticas etapas del Tour en los Pirineos o en los Alpes; en mayo los Dolomitas en el Giro y en septiembre los nuevos puertos con los que el director de la Vuelta nos sorprende cada año.

En un mundo de héroes en Almería surgió José Manuel Muñoz. Un amante de las dos ruedas con una pequeña tienda en la que se ha ganado la vida, que tuvo la genial idea de poner en marcha la Ruta de las Hortalizas. La carrera fue creciendo con el paso de los años hasta convertirse en un referente del mundo de las dos ruedas en el inicio de la temporada. Todos, o casi todos, los equipos y sus líderes han pasado por Almería y han recorrido sus carreteras en una Clásica que recibía el apoyo de los amantes de las dos ruedas y el compromiso de las administraciones.

Pero el tiempo no perdona. A poco que te descuides hay uno tan listo o más que tu que te supera. Por mucho que quieras acercarte y hacer la goma acabas perdiendo rueda y el riesgo de llegar fuera de control o recogido por el coche-escoba es grande. Este año La Clásica ha pasado por Almería sin pena ni gloria. Una carrera más, con pocos equipos, ausencia de figuras y casi como un entreno de lo que un día después iba a ser la de Jaén. La provincia vecina ha sabido sacar lustre y perfeccionar un proyecto nuevo, vivo y con figuras frente al de Almería, con claros síntoma de vejez y cansancio, en el que el riesgo de dejarse llevar puede acabar por devorarlo. Ver en Jaén a Pogacar venciendo es una muestra clara de que nos han sacado de rueda y eso que sólo llevan un par de ediciones.

La conclusión es clara: o somos capaces de adaptarnos a los nuevos tiempos, el primero el organizador, o toda la historia que ha reunido en torno a sí La Clásica puede ser en breve, a no tardar, algo que sólo se estudie en los libros de historia del ciclismo.

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