La Constitución de fraternidad

Gracias a la Constitución de 1978, España es la casa común de todos los españoles, se encuentren en el norte o el surLe echan la culpa al sistema, a la insolidaridad mundial, a la economía global…que es como no echarle la culpa a nadie

Hoy, 6 de diciembre, festividad litúrgica de San Nicolás de Bari, de tanta devoción y fervor en el templo de la Sagrada Familia, sito en la calle Reyes Católicos, en el que todos los lunes nos congregábamos fieles para rezar ante la imagen sagrada, que actualmente se encuentra al culto en la S. y A. Iglesia Catedral de la Encarnación, al regir el citado templo, la Iglesia Greco-Católica Rumana.

Pero el objeto de este artículo está dedicado a conmemorar el Día de la Constitución Española desde una perspectiva de defensa consolidada y con la convicción en los postulados recogidos en la misma: la España como Nación y la Corona, la vida, la verdad, la persona y la familia, y la libertad. Con la melancolía que suele acompañar el paso del inescrutable del tiempo, desde aquel histórico momento en el que se fraguó la España de la Transición, culminada con la promulgación el día 29/12/1978 por S.M. El Rey Juan Carlos I de la Carta Magna, siendo éste, el hecho más crucial en la Historia contemporánea de España para aunar a todos los ciudadanos en un proyecto social y común de convivencia con una larga mirada hacia el futuro. Constitución, que garantiza la verdad cívica, la reconciliación y la convivencia de la sociedad civil y que deberá de corregir con rectitud y firmeza, aquello que vulnera la igualdad de todos los españoles por haber sido así dictado reiteradamente en resoluciones judiciales por el propio Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo. España, gracias a la Constitución de 1978, es la casa común de todos los españoles, se encuentren en el norte, en el sur, este u oeste, un proindiviso con 47 millones de dueños, no gozando nadie, por muchas tribulaciones que planteen con acritud dialéctica, el derecho de admisión a una determinada región territorial, y, menos aún, cuando lo que quieren mediante una operación de ingeniería social y política basada en la mentira, la destrucción de nuestra patria.

España no es algo anacrónico y artificial, sino que el marco constitucional, el mismo que critican con despotismo pueril corrientes populistas e independentistas, está basado en los valores de la tolerancia, la discrepancia y el pluralismo, siendo la Corona desde 1975, instrumento de encuentro y fortalecimiento democrático, sobre todo desde aquel día 3/10/2017, en el que, la Jefatura del Estado selló la voluntad de vivir como estas últimas décadas con sus más luces que sombras, juntos en este país con todos, también los distintos, en libertad e igualdad, y fraternidad. Paz y Bien.

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