Cuarenta y tres años de autonomías

El resultado fue una sola Andalucía, capaz de funcionar bien pese de la gran diversidad y heterogeneidad que posee

Queda muy lejos ya, aquel 28 de febrero de 1980, cuando el pueblo andaluz se presentó ante las urnas electorales para ejercer su derecho al voto y expresar masiva y claramente su decisiva voluntad de seguir la vía del Art. 151 de nuestra Constitución para alcanzar su plena autonomía. En primer lugar, porque nos sentíamos agraviados con respecto al trato privilegiado que la Constitución concedía a las llamadas "Comunidades Históricas", a las que se le daban más y mayores competencias que a las demás, a las que se les daba una simple descentralización administrativa. Andalucía, por su historia, por su cultura y sus señas de identidad como pueblo diferenciado, merecía la misma consideración y trato que Galicia, Cataluña y País Vasco. Así lo entendieron los andaluces y andaluzas y así se reivindicó. El segundo motivo fue que creyó que esa autonomía plena acabaría para siempre con la precaria situación económica y social, y que sus principales males endémicos, con eran el paro y el subdesarrollo, desaparecerían al romper las cadenas de su dependencia.

El recuento de votos mostró una victoria clara del sí. Pero, objetivamente, no se llegó a alcanzar uno de los requisitos impuestos por el Gobierno de Suárez: Almería no había logrado la mayoría del censo. Lo que vino después fue, de nuevo, una complicada negociación para salvar el proceso. El resultado fue una sola Andalucía, capaz de funcionar bien políticamente a pesar de la gran diversidad y heterogeneidad que posee. Había que superar no uno, sino ocho plebiscitos, uno por cada provincia, con el agravante de que solo se daría por válida la victoria si se alcanzaba la mayoría de síes, no solo sobre el total de los votos, sino sobre el censo total de electores.

El Estatuto de Autonomía se publicó finalmente en el BOE el 11 de enero de 1982, y las primeras elecciones al Parlamento Andaluz se celebraron el 23 de mayo de ese mismo año. Fue una conquista social que nos trajo ilusión, esperanza y perspectivas para un futuro mejor a los andaluces, y que sirvió para deshacernos de los lastres de otras muy lejanas épocas, ya que Andalucía era, es y será una parte esencial de nuestro país y representa por sí sola internacionalmente la cultura española.

Durante 38 años, con vicisitudes diversas estuvo gobernando nuestra Comunidad el Partido Socialista, en alguna legislatura en coalición con el Partido Andalucista o con Izquierda Unida. Sea como sea, "viva Andalucía libre".

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