La Junta y otros poetas vacíos

"Pregúntense qué hace Junta y otros actores ante los incendios de Ejido Medio Ambiente"

La crónica de hoy va de fuego, y no son los artificiales de mañana con la llegada del año nuevo. Es el fuego, o, mejor dicho, los fuegos del paraje de las Chozas de Redondo de El Ejido. Los fuegos de la planta de tratamiento de residuos agrícolas "Ejido Medio Ambiente", sito en dicho paraje.

Para quien no sepa, a pesar de la repetición del hecho, cada cierto tiempo -ciclos de cuatro años- dicha planta de residuos ejidense arde. Casualidad. Pero no toda la planta, sino solo determinadas zonas. Nunca afecta a sus principales instalaciones y edificación, sino tan solo a zonas sobrecargadas de residuos de difícil tratamiento. Casualidad. En 2010 y 2014 fueron, principalmente, la zona de rechazo, residuos con rafia de difícil y costosa manufactura. Fue en agosto, iniciado a mediodía y con fuertes rachas de viento. El incendio de esta semana, vísperas de 2018, ha sido una zona de palets, cartones y plásticos. Iniciado en la madrugada y con fuertes rachas de viento.

Sin perjuicio de la responsabilidad de los gestores de la planta, que alguien debería plantearse, lo gracioso de todo esto, dicho con la mayor de las ironías e indignación del mundo, es la milonga que Junta de Andalucía -administración responsable y competente en materia de residuos vegetales- y otros actores del sainete sueltan tras cada uno de estos sucesos. Ellos también, cada cuatro años, gustan tirar de blablablá. Poetas de palabras vacías, como diría Pablo Alborán. La Junta, a través del consejero de turno -hoy Fiscal- o delegado del ramo en Almería, voceando en cada ocasión la apertura de expedientes aclaratorios, cuyo resultado ignoramos y que, visto lo visto, no sirven para nada. A más inri, la Junta mantiene dicha planta abierta, cuando la misma no tiene la autorización ambiental exigida por ley para ello, autorización que, a su vez, concede la propia Junta. Años lleva el Ayuntamiento de El Ejido advirtiéndolo, y nada. Otros, como algunos sindicatos coordinadores de agricultores, mucho ruido y pocas nueces. Pregúntenles qué han hecho hasta ahora. Y es que al final, como siempre en esta tierra, los principales o únicos afectados por esos fuegos son los agricultores, a los que obligan pagar religiosamente las tasas por el tratamiento de sus residuos y que, al final, no se realiza. De ellos quieren todos comer, u obtener votos, pero nadie los defiende como debiera. Qué hartazgo de palabrería.

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