Comunicación (Im) pertinente

Francisco García Marcos

Lingüistas en vías de extinción

Hay una parte del espectro político español aquejado de modernidad palurda

Nunca imaginé vivir en trance de extinción. Pero el Ministerio de Universidades ha elaborado un borrador sobre los perfiles del profesorado con forma de cadalso. Los lingüistas vamos a dejar de existir en España; tampoco vamos a ser los únicos en hacerlo. Sobre el papel, se pretende crear un nuevo mapa del profesorado que elimina las áreas de conocimiento; esto es, los campos de especialización docente e investigadora existentes. A cambio se crean ámbitos, un rótulo ya intranquilizador de partida, algo así como un gran contenedor al que van a parar indiscriminadamente las antiguas áreas. En otras palabras, dejarán de existir los lingüistas, al igual que los expertos en inglés, francés, alemán, ruso o chino, entre otros, subsumidos todos ellos en el vago ámbito de las lenguas modernas. A efectos prácticos eso implica que un lingüista, como yo, podrá verse obligado a impartir un curso de árabe, lengua que desconozco por completo. Hay una parte del espectro político español aquejado de modernidad palurda. Es una suerte de delirio que se produce al concentrarse en la visión prometeica del ombligo propio, para concluir que, no solo es el centro del universo, sino que, además, constituye su versión más avanzada. Ada Colau, la demiurgo del ministro, encarna la quintaesencia de esa filosofía. Nada más irrumpir en la alcaldía de Barcelona, decidió fulminar la F1 en nombre de la ecología. Con los números en la mesa, alguien le hizo caer en la cuenta del descalabro que supondría para la ciudad. La ocurrencia luminaria del Ministerio comparte ese talante. Va vectorialmente en contra de los criterios que maneja Bruselas, o la comunidad científica internacional, cuya investigación de referencia requiere, como requisito inexcusable, de la alta especialización de los científicos. Paradójicamente, la modernidad ministerial retrotrae al sistema universitario español más de cien años atrás, a los tiempo de Menéndez Pelayo, un prócer que juzgaba cátedras de griego, mientras escribía sobre literatura, filosofía o religión, con resultados tan lamentables como La historia de los heterodoxos españoles. En lo que concierne a los lingüistas, alguna vez he explicado que no nos ocupamos de cualquier cosa. El lenguaje es responsable de nuestra evolución como especie. Por lo demás, la comunicación verbal aporta el basamento para la transmisión del conocimiento, de cualquier conocimiento, y de cualquier socialización. Por ello hay reservado un espacio singular para esta ciencia en las principales universidades del mundo o en la propia UNESCO. Naturalmente, la problemática afecta a todo el sistema universitario español que, gracias al proyecto, está abocado al más completo descrédito. Yo seré una especie en trance de extinción, pero detrás de nosotros va todo el ecosistema.

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