Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La vía es (por ahora) andaluza
EN junio de 1640 se subleva Cataluña. En septiembre de ese año, representantes de la Generalitat catalana firman un acuerdo en la localidad de Céret (en el Rosellón) con el Cardenal Richelieu, en representación del Rey de Francia Luis XIII, por el que Cataluña se separa de la Monarquía española y se constituye en República libre bajo la protección del Rey francés. En enero de 1641, los republicanos catalanes proclaman a Luis XIII Conde de Barcelona. Los desmanes de las tropas francesas de "protección" y el desequilibrio comercial a favor del mercado francés, les hará ver pronto el error cometido.
En 1651 las tropas españolas sitian Barcelona, que se rendirá al año siguiente, concluyendo la guerra en 1659 con la firma entre Francia y España del Tratado de Paz de los Pirineos. La pérdida del Rosellón y una parte de la Cerdaña será el precio que Cataluña pagará por esta sublevación.
En 1697, Barcelona volverá a ser asediada, esta vez por los franceses en el marco de la conocida como Guerra de los Nueve Años, capitulando la ciudad en agosto de ese mismo año, y permaneciendo en poder francés hasta la firma del Tratado de Rijswijk.
Barcelona será de nuevo campo de batalla en la Guerra de Sucesión española, cuyo punto de partida será el testamento del Rey Carlos II en el que, sin descendencia, otorga en 1700 la sucesión de la Monarquía española a Felipe de Borbón, nieto del Rey Luis XIV de Francia, en detrimento del pretendiente Archiduque Carlos de Austria, poniendo fin con ello a la presencia de la Casa de Austria en España. El cambio geoestratégico en el escenario internacional derivado del hecho de que España pase a ser aliada de Francia por lazos dinásticos, estimulará la formación de la Alianza de la Haya (Austria, Inglaterra y Holanda en 1702, y Portugal en 1703) en apoyo del Archiduque Carlos y el estallido de una guerra internacional, atacando a España en Flandes e Italia. En la península, la guerra no comenzará hasta 1704. Ambos bandos lucharán por quien creen Rey legítimo de España, formando en sus respectivos ejércitos españoles procedentes de todos los confines de la península, de lo que queda constancia en el archivo del registro de bajas ingresadas en el hospital de la Santa Cruz de Barcelona.
Es en este escenario cuando la ciudad de Barcelona, leal inicialmente a Felipe V, es bombardeada en 1704 por una flota anglo-holandesa con la intención de provocar una revuelta interna a favor del Archiduque Carlos, que no llega a prosperar. En 1705 se vuelve a producir un nuevo ataque, esta vez con éxito, capitulando la ciudad en octubre y provocando el exilio de algo más de 9.000 borbónicos. En 1706, el ejército de Felipe V intentará recuperar Barcelona sin éxito.
La suerte de Barcelona quedará ligada a la del Archiduque Carlos, quien tras la muerte del Emperador José I, se convertirá en el nuevo Emperador austriaco, renunciando con ello a sus aspiraciones a la Corona española, y ratificándolo en los Acuerdos de Utrecht. A partir de ese momento, Barcelona se queda sola en sus pretensiones antiborbónicas, terminando con la caída de la ciudad el 11 de septiembre de 1714, y un nuevo exilio, esta vez de los antiborbónicos. En esta guerra se acuñará el término Maulets para referirse a los partidarios del Archiduque Carlos, y el de Botiflers para referirse a los del Rey Felipe V.
De 1640 a 1714, Cataluña había sido el escenario de 3 guerras y Barcelona sufrido 6 asedios. En ese periodo de tiempo Cataluña había perdido todos sus territorios al norte de los Pirineos, mermada significativamente su capacidad económica y población, sin entrar en los cambios de estructuras políticas con los Decretos de Nueva Planta.
3 siglos después, en pleno siglo XXI, sectores catalanistas han recurrido al término Maulets para identificarse, utilizando el de Botiflers para denominar a los que se oponen a sus ideas, dándole un sentido a estos términos que nada tiene que ver con el originario.
Conviene recordar el espíritu con el que Rafael Casanova y Antonio de Villarroel redactaron el bando que mandaron pregonar por las calles de Barcelona el 11 de septiembre de 1714, y que terminaba así: "…pero así y todo se confía, que todos como verdaderos hijos de la Patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados, a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey, por su honor, por su Patria y por la libertad de toda España."
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