Utopías posibles

Mensajes contradictorios

Todo lo narrado es cierto. Las festividades interculturales son muy comunes en muchos coles

El pasado viernes 21 de abril era la fiesta del Eíd al Fitr o Fiesta del Fin del Ayuno, para la comunidad musulmana. Por eso Lucía, al llegar a su colegio, encontró un ambiente muy festivo. Organizaron unas jornadas en las que se podían degustar distintos platos, se exhibieron objetos y trajes típicos, se hicieron talleres de henna y todo terminó con un gran baile, en el que participó todo el colegio. Lo pasaron realmente bien. Las celebraciones son una buenísima ocasión para romper el hielo entre culturas, para acercarnos, conocernos y valorarnos.

Esa misma mañana, el padre de Lucía se encontró con un montón de vehículos y personas a eso de las 7 de la mañana, yendo al recinto ferial. Era evidente que se trataba de algún acto musulmán. «No se podrían ir a su país...», pensó al ver que llegaba tarde al trabajo. Horas más tarde, confirmó que se trataba de la fiesta de final de ramadán por una publicación de Facebook donde se hablaba del acto. No dudó en dejar un mensaje irónico: «les vamos a pasear a nuestra Virgen del Mar por Rabat, a ver qué opinan, nos tienen cogidos por las pelotas».

Esa misma tarde, su madre fue con otra madre y una compañera de clase al parque. Al llegar, se percataron de que había muchos más musulmanes que de costumbre. Vestían trajes impecables, recién estrenados. No dejaban de hacerse fotos mientras sus hijos e hijas jugaban. En un momento de conversación, una de las mamis comentó que no era normal cómo estaba aquello de moros, que están tomando la ciudad, que no se puede estar en ningún sitio y que menos mal que en su cole apenas hay moros. Cuando una madre vestida con chilaba se sentó a su lado (a la misma distancia que otras madres), no dudó en levantarse, ponerse a varios metros y seguir despotricando sobre los «moros».

Todo lo narrado es rigurosamente cierto. Las festividades interculturales son muy comunes en muchos coles. Los comentarios de facebook son literales y lo sucedido por la tarde pude verlo en primera persona. Es entonces cuando uno se pregunta si sirven de algo tantos esfuerzos dedicados a promover la interculturalidad desde la perspectiva de la diversidad como riqueza. O quizá precisamente por eso, porque hay este tipo de mensajes contradictorios, debamos dejarnos la piel más todavía. Hay días en que uno se siente como el único Quijote capaz de ver que en realidad son gigantes (y no molinos) los que se aproximan.

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