Aunos días de que veamos procesionar los pasos y oler el incienso por las calles, en Moncloa ya rezan a todos los Santos para que las encuestas remonten. Ya hemos conocido los nuevos ministros, Héctor Gómez (Industria) y José Miñones (Sanidad), para que las candidatas Darias y Maroto se pongan 'las pilas' para el próximo 28 de mayo. La pregunta es si funcionarán las candidatas, ya que muchos barones socialistas de toda la vida como Page, Lambán o Fernández Vara, tienen un poco de miedo al efecto rechazo del votante hacia Sánchez. Lo gracioso es que en la política importa todo excepto la gestión. Da igual quitar y poner, lo valioso es utilizar las instituciones para que las caras sean conocidas para llegar al jubileo político en tu pueblo o tu ciudad y ser alcalde para que el centro de día, construido por ti, te quede perfecto para cuando te toque jugar al dominó. Pero esto siempre ha pasado entre todos los colores políticos. Una vez más vemos la utilización y escaparate gracias a las instituciones. Lo vimos con la propaganda electoral de Vox en su moción la semana pasada y el lunes también con Sánchez en la Moncloa. Algo que ya es cotidiano, sobre todo en las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros. Los socialistas han cambiado los nombres de sus carteras, pero Podemos es intocable una vez más. Es lo que tiene que comerse el presidente hasta que termine la legislatura. Lo realmente bonito de la primavera es ver a Sánchez sonriendo y afirmando que la coalición está perfecta y que el amor es constante por ambos lados. Lo bueno es que nos lo dice como si nada, sabiendo perfectamente que se matan como el perro y el gato. Nervios hay y más con los últimos casos que les pueden dar un quebradero de cabeza a los del Ejecutivo de Ferraz. El 'caso mediador' o la dimisión de María Gámez, ex directora general de la Guardia Civil, por presunta corrupción de su marido. Para colmo, la ley trans, como la del 'sí es sí', ya está teniendo alguna que otra consecuencia y será la próxima diana de un nuevo conflicto. Veremos a una Ione Belarra o Irene Montero desgañitarse contra Sánchez, aunque él, por no mudarse de su actual casa, seguirá diciéndonos como decía el querido y desaparecido Andrés Montes: "la vida puede ser maravillosa".

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