Paseos radiantes

Vivir en zona costera, cohabitando en un ecosistema marino, es una opción sociológica creciente en el último siglo

Vivir en zona costera, cohabitando en un ecosistema marino, es una opción sociológica creciente en el último siglo, que ha contado en la literatura con grandes defensores de sus aromas, luminosidades y horizontes inaccesibles. Aunque no faltaran tampoco agrios censores de sus vientos, sus humedades o de la rumorosa fatiga, a veces estrepitosa, de su oleaje incesante. Entre quienes hemos crecido correteando por entre sus playas y orillas, no hay caso: vivir, y hasta morir, cara al mar, es un lujo. Pero un lujo en otra época escaso, dada la precariedad y dureza de los recursos costeños, cuando se carecía de comunicaciones mínimas para un desarrollo que, al mejorar, trajeron a Almería, una industria pesquera, el turismo y la agricultura intensiva, base del progreso socioeconómico y municipal, al generar ingresos otrora exiguos. Y con el progreso, llegó en las últimas décadas el nuevo urbanismo para redefinir la función cívica de los litorales urbanos con la proliferación de paseos marítimos que han metamorfoseado los hábitos de los urbanitas. Unos paseos convertidos en frontera divisoria entre dos mundos, tierra y mar, cuyo recorrido permite fusionar el contacto y disfrutar simultáneamente de ambos. Lo que ha propiciado que haya cada vez más usuarios, y se siga fidelizando a quienes, a diario, gozamos de la fortuna de transitarlos entre comparsas pintorescas: uno, en modo andarín, otro a paso sosegado, otro trotando o haciendo ejercicio al aire libre. Una bendición para todos andar entre sus palmerales y parques infantiles ocupados por sus destinatarios naturales, entre la brisa y colores marinos, siempre hechizantes. Pero acaso lo llamativo es que en algunos paseos -me refiero a los de Aguadulce y las Salinas, que más frecuento- se han instalado áreas de calistenia que, para mi asombro, resulta inverosímil encontrarlas vacías en hora alguna, ya que se hallan afanadas por adolescentes o jóvenes de todas las edades, flexionando músculo entre sus barras espalderas o paralelas: da gloria ver tal afluencia deportiva que revela un gran éxito del urbanismo municipal. Y me parece importante, llamar la atención de vez en cuando, saturados de tanta miseria política, sobre éstos otros aspectos cívicos, o sociopolíticos si quieren, que suponen un barómetro fiel de bienestar y progreso, que debiéramos aplaudir. Y así lo hago y por eso, además, aquí lo traigo. Me disculpen los estragados

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