PENAL Y GOL, ES GOL

Jorge Colipe / Deportes@Elalmeria.es

El Pastor y su rebaño

Durante diez años había oído hablar de él, de cuando el fútbol almanzorí sacaba pecho en España

03 de octubre 2011 - 01:00

DEBO admitir que no le tenía de cara, y aunque le sabía mayor, tampoco conocía exactamente su edad. Durante estos casi diez años que llevo siendo almanzorí había oído hablar de él y mil anécdotas de cuando el fútbol zonal sacaba pecho en España y el Mármol Macael jugaba en la Segunda División B. Eran otros tiempos y el fin de semana se esperaba casi con ansiedad. Máxima rivalidad, me cuentan en Albox, y campos repletos para tumbar al gallito. El viernes junté cara con nombre. Pedro Pastor era justamente homenajeado, en vida, como tiene que ser y ante un auditorio repleto y más de cien chavales que algún día contarán, como yo lo hago ahora, que, a pesar de no haberle visto jugar, al menos le conocieron. El hombre subió al escenario, como tantas veces habrá saltado al campo como jugador, como entrenador o como presidente del Atlético Macael. Con un andar cadencioso, tal cual los que reconocen la cancha, tirando de olfato se acercó al estrado y empezó a improvisar. La pizarra es un GPS inútil, cuando las cosas no se dan como uno piensa. El hombre, que de esto también sabe más que yo, llevaba chuleta, la de tantas veces en la charla técnica, que por supuesto no utilizó, porque improvisar conforme iba viendo la jugada, era lo suyo. La chuleta forma parte del ritual; sin ella anda como inseguro, pero a estas alturas y con 82 años sobre los tacos, no va a venir a cambiar. Miró al auditorio, cómplice como en aquellas tardes de domingo, y contempló su obra. Casi con vergüenza, esa que te da la buena educación, se quitaba méritos; igual que el genio que regatea a todo el equipo rival y hace el uno a cero que te corona campeón, para después decirte que el logro fue de todos. "Cuando me hablaron de este acto, pensé que me iba a morir; que no llegaría a disfrutar de este día", dice devolviendo la pared a la organización. Alzó la mirada y confesó su secreto; "yo le rezo todos los días a la Virgen del Rosario, para que nos cuide y nos de fuerza, para que ayudemos a quienes más lo necesitan y nos ayude a no ser egoístas".

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