República de las Letras

Plaza Vieja, plaza Vieja

Escenario de la vida de Almería durante siglos, el Ayuntamiento la ha querido convertir en una plaza mayor castellana

PLAZA Vieja / soportales con alma moruna / donde canta sus coplas la luna / a la rueda, rueda. / Plaza Vieja / eres sombra enamorada / de una rosa desvelada / en los hierros de tu reja /…, cantaba Andrés Caparrós en la cara B de aquel disco de Belter del año 1975 titulado Gitana. La copla ensalzaba el lugar más representativo de la Almería antigua, un lugar todavía romántico en aquellas fechas, con sus soportales, su zona ajardinada central y su aire de mercado o zoco moruno. Todo un escenario de la vida de Almería durante siglos que el Ayuntamiento ha querido convertir en una plaza mayor castellana. Pero, ay, no siempre el gobernante, en un sistema político democrático y en el seno de una sociedad civil madura, puede hacer lo que se le antoje con el patrimonio cultural e histórico de los ciudadanos. Y ha venido el Tribunal Supremo y ha tumbado el proyecto: los ficus, dicen los altos magistrados, son parte del patrimonio común de los almerienses y, por tanto, no se pueden tocar. Qué pena deben de sentir todos los que apoyaron el desmán en ciernes. El Ayuntamiento dice que esto no ha ido de vencedores y perdedores. Y sí: ha perdido el Ayuntamiento.

Parafraseando a otro cantautor, J. M. Serrat, en su copla dedicada a Badalona, ¿recuerdan?, se podría decir, qué bonita Plaza Vieja / sus portales y sus sombras / sus ficus y sus palmeras / su Ayuntamiento y su convento / y su Pingurucho a los Coloraos. Aunque de éste nada dice el Supremo, es de suponer que ya no resultará interesante económicamente desmontarlo. Y si lo intentan, ahí estará la sociedad civil para llegar a donde haga falta para impedirlo, como ha hecho con el arbolado.

Que está bien eso de mejorar la ciudad y hacer obras aquí y allá, sobre todo ahora que va a haber elecciones. Pero también debería el Ayuntamiento explicar los millones de euros que ha perdido en juicios. O por qué no ha dispuesto, en la reforma de la Casa Consistorial actualmente en marcha, una sala de ceremonias para oficiar bodas civiles. O por qué no pone el nombre de Parque de la Desbandá al nuevo que se construyó a la entrada de la ciudad por Pescadería. O por qué no sale adelante eso del Puerto-Ciudad que nadie sabe bien en qué consiste. O por qué se limitan a organizar fiestas y nocturnidades bullangueras para animar el casco histórico en vez de aprender de otras ciudades y tomar medidas económicas que impulsen su recuperación.

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