El Precariado

Cualquier deseo de confundir a un precario con un mediocre es malintencionado y supone una posverdad

Se denomina precariado a la clase social formada por personas con precariedad laboral, es decir con un trabajo de baja remuneración y sin tiempo para otra actividad profesional. Esto significa que la existencia de un precario se dibuja bajo dos condiciones: la ausencia de predicción laboral (empleo temporal e insuficiente, lo que genera un vida de cambios permanentes y familias desestructuradas), y el riesgo de desequilibrio psicológico ante la falta de seguridad laboral. Esto es importante porque en nuestra sociedad el gran conjunto de los que se denominan solidarios no les prestan demasiada atención a los precarios. Como he dicho otras veces, en este país no todas las víctimas se reconocen como tales. Dicho esto el precariado supone una deconstrucción del estado de bienestar. Y lo es por oposición a otra clase social: el proletariado, concepto heredado de la revolución industrial, en la que sus integrantes se encuentran totalmente insertados en los medios de producción neoliberalistas (digamos que los proletarios lo están parcialmente). Bien, pero vayamos ahora a la reflexión. La diré directamente: suele confundirse al precario con el mediocre y eso es muy injusto, porque supone atribuir la causa de la precariedad al titular de ella. Y eso no es así en absoluto. La causa proviene del sistema neoliberal por completo. Un precario no es mediocre, sino una persona parcialmente conectada al sistema Pueden existir precarios por decisión propia, pero lo son como reacción contra el sistema, siendo este la casusa. El mediocre es otra cosa: es la persona con una incapacidad manifiesta para realzar alguna actividad concreta. Los precarios a veces son personas con una alta cualificación académica y por ello no entran dentro del concepto de mediocre. Es más, el porcentaje mayor de mediocridad no está en el precariado sino en la clase alta (económica) porque para llegar ahí en la mayoría de los casos se hace vía herencia familiar o a través de redes de contactos estratificados. Y para ello no son necesarias muchas dotes de conocimiento profesional, al contrario solo se requiere formar parte de las redes clientelares que abastecen o sirven a los grandes centros de poder económico. Como se puede observar el precario no tiene ese perfil, por lo que toda confusión con el concepto de mediocridad es injusta y a veces malintencionada, diríase con certeza posverdad.

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