OPINIÓN | Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Las cosas del querer
PARECÍA que había llegado el tiempo de la regeneración política y el PP dio un paso al frente en un gesto coherente con su proclama de ser un partido donde predominan los principios y los valores por encima de los intereses electorales o partidistas.
La verdad que resulta monótono el discurso oficial del PP basado en la "recuperación" de la economía, aún cuando muchos no alcanzan entender en que consiste tal recuperación. Por encima de cualquier lectura, se apodera cierta frustración entre tantos españoles que depositaron sus votos y su confianza en un partido que ofreció un programa electoral como remedio de todos los males que aquejan España. Un programa capaz reparar las decepciones, frustraciones y malas experiencias que depararon los gobiernos de José Luís Rodríguez Zapatero a una gran mayoría de españoles que vieron hundirse la economía y la democracia misma en un lodazal de corrupción y de falta de convicción sobre asuntos que amenazan la misma configuración de la nación y del Estado. Don Mariano Rajoy tiene ganada fama de hombre prudente, serio y honesto. Y cuando finalmente y muy forzadamente anunció que iba a comenzar a legislar a favor del saneamiento de la democracia para salvar el sistema de peligrosas asechanzas, recibió el cálido aplauso de sus votantes y de otros que no votaron al PP pero que intuyeron que era posible la recuperación de la dignidad en la política española. Al inicio de este curso político sorprendió con el anuncio de una ley que permitiría gobernar a la lista mas votada en los Ayuntamientos. Algunas voces dentro del PP se apresuraron a dar un paso adelante pidiendo que se extendiera también a las elecciones a las CC AA. Otros llegaron incluso a pedir que se reformara la Ley electoral para que todo el sistema de representación fuera acorde con este principio de democracia mas próxima a la voluntad e los ciudadanos. Semanas de declaraciones, ruedas de prensa y discursos en defensa de esta reforma que podría salir adelante con la mayoría parlamentaria del PP. Finalmente el Gobierno y el PP entienden que "no es el momento oportuno para esta anunciada reforma de la ley electoral". Ante tamaño retroceso, ha habido opiniones de toda índole calificando de falta de firmeza al Presidente del Gobierno. El Gobierno reaccionó y comenzó a extender la consigna que para esta reforma era absolutamente necesario un acuerdo con el PSOE. La exquisitez en las formas habría triunfado finalmente y el PP quedó para ciertos analistas como un partido impecablemente democrático. Esta retirada estratégica ha causado alarma en los aspirantes a repetir alcaldías y los que por primera vez concurrirán las elecciones de marzo del 2015 toda vez que de continuar con la misma ley electoral el PP podría perder cuarenta ciudades y casi seiscientos treinta pueblos.
Don Mariano Rajoy y el PP parece que adoptan sus más recientes decisiones en atención a posibles resultados electorales. La llamada de urgencia para formalizar una colación de países liderados por EE UU frente al peligro del nuevo Estado Islámico que masacra sin reparo parte de la población chiíta en Siria e Irak, no ha contado con la participación plena y activa de España cuyo Presidente ha preferido ponerse de perfil ante tan grave reto de centenares de miles de fanáticos yihadistas que amenazan la estabilidad del mundo libre y singularmente en EE UU y Europa. Otra vez se percibe el posible coste electoral de un partido de Gobierno que según encuestas no volvería a repetir la mayoría en el Congreso. En este contexto se produce la dimisión del Ministro de Justicia tras el anuncio de Rajoy de desechar la anunciada reforma de la Ley del Aborto. Gallarón ha sido coherente en su dimisión ante la desautorización del Presidente del Gobierno. La cuestión reviste especial gravedad ya que fue el PP en la oposición quien presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la Ley del Aborto propiciada por Zapatero.El Gobierno y el PP se encuentran ahora en una difícil coyuntura en relación a una masa considerable de sus votantes que se declaran engañados por el propio Rajoy y estafados por el programa electoral del PP que recoge expresamente esa reforma de la Ley. Las manifestaciones del pasado domingo en España, y singularmente en Madrid se congregaron lanzando un claro aviso al Presidente del Gobierno y al PP; no habrá más votos al PP de quienes se ven traicionados en la defensa de principios y valores que no podrían ser objeto de mercadería política. Decisiones muy cuestionables que ha tomado D Mariano Rajoy han causado una grave división dentro del PP y su electorado. Varios pasos atrás propios de un político que más allá de sus bondades, no parece capaz de encontrar empatía ni en propios ni extraños.
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