Protocolo

El protocolo anti acoso y anti agresión sexual, ¿no supone una perversa humillación para los asistentes a la gala de los Goya?

Es imposible saberlo -¿cómo medirlo?, ¿cómo evaluar lo que sucedía en épocas pasadas?-, pero hay indicios claros de que vivimos en una de las épocas más histéricas de la historia universal. Histérica y pueril y exhibicionista, todo a la vez. Según leo, la Academia de Cine va a establecer en la gala de los Goya "un protocolo para prevenir y combatir cualquier posible caso de agresión y acoso sexual y/o de género". El protocolo incluye "espacios seguros" y "equipos especializados". Por lo que sabemos, la gala se celebra en el Palacio de Congresos de Sevilla, pero cualquiera diría que se va a celebrar en Ciudad Juárez. ¿Espacios seguros? ¿Equipos especializados? Sí, ya sabemos lo que pasó en la gala de los premios Feroz, cuando un asistente fue detenido por acosar a varios invitados. Pero justamente ese agresor pasó la noche en comisaría (y ahora se enfrenta a cargos penales). Y el caso de Dani Alves ha demostrado que una (presunta) agresión sexual tuvo la respuesta policial que merece y el acusado está en la cárcel. Sabiendo todo esto, ¿es realmente necesario este protocolo? ¿Y no supone una perversa humillación para todos los asistentes a la gala, a los que se trata como posibles agresores?

Todo esto da mucho miedo, más aún cuando vivimos en un país en el que una agresión sexual puede tener el mismo tratamiento penal que un asesinato (las condenas de la Manada son las mismas que podría haber tenido un asesino). En estas condiciones, ¿tiene realmente sentido tanta histeria? Los invitados a la gala son gente adulta y experimentada. Muchos de ellos han visto cosas que ponen los pelos de punta cuando rodaban documentales y películas. Pero ahora se los va a tratar como si fueran párvulos incapaces de defenderse por sí mismos de un baboso. Además, estos protocolos prefiguran una auténtica pesadilla en nuestras relaciones sociales. ¿Habrá gente controlando con una cinta métrica la distancia a la que se encuentran los invitados? ¿Habrá guardianes que supervisen los movimientos de las manos, como ocurría en los buenos tiempos del cardenal Segura? ¿Habrá inspectores que cronometren el tiempo que cada usuario -o usuarios- pasan encerrados en el baño? ¿Se elaborarán informes sobre determinadas conductas inapropiadas? ¿Se filmará a los sospechosos? Volvemos a los felices años de la posguerra. Disfrutemos.

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