José Miguel Ponce

Catedrático Honorífico de la Universidad de Alcalá

Reflexiones sobre la familia

La educación es algo más que pasar conocimientos o experiencias a la siguiente generación, es transmitir un espíritu

Hace unos dias ha fallecido Rafael Alvira, Profesor Emérito y Catedrático de Filosofía de la Universidad de Navarra. Lo conocí cuando estaba haciendo mi tesis doctoral. Tenía una profunda fe, heredada de sus padres Tomás y Paquita, que están en proceso de beatificación. Rafa, como le llamábamos los amigos, prestó especial atención investigadora a la Filosofía antigua, la Antropología y la Filosofía política, sobre todo a reflexionar sobre la sociedad civil, el conocimiento, el trabajo y la familia en la sociedad actual.

Dedicó numerosas publicaciones a la familia, especialmente el ensayo “El lugar al que se vuelve. Reflexiones sobre la familia”. Define la familia como “el lugar al que se vuelve”, pues de ella procedemos y a ella hemos de volver de modo misterioso y romántico. Alvira nos recuerda que en familia aprendemos a ser sociales, pues nada en la vida de los seres humanos es vivido en solitario. En su conjunto, a los diferentes modos de vivir la vida familiar les llama las “tres funciones” familiares: economía, educación e intimidad.

La economía se identifica con la situación material de la vida familiar doméstica. De aquí se desprende lo que podemos llamar la “ley del hogar”. Esto significa que padres e hijos han de procurar que todos los miembros de la familia tengan un cierto nivel de bienestar; que reciban lo suficiente para su correcto desarrollo.

La educación es algo más que pasar conocimientos o experiencias a la siguiente generación, es transmitir un espíritu: el “es bueno que estés aquí”. Es bueno que estés aquí, nuestro hogar, en donde vivimos con nosotros mismos que es lo propio de la propia intimidad.

La intimidad no es posible sin la confianza: saber fiarse del otro. Si la educación del ser humano presupone la frase “es bueno que estés aquí”, la intimidad añade: “es bueno que vuelvas”. En otras palabras, es bueno que estés aquí, que existas, pero es mejor verte volver de modo libre y voluntario. Si no estamos todos juntos, compartiendo el pan y el vino en la mesa familiar, todos sentimos un hueco en nuestro interior

Estas breves reflexiones, son consecuencia de la lectura de ese ensayo de un gran filósofo de la familia, pero principalmente un gran hijo y amigo. En estos tiempos en los que la familia sigue siendo blanco directo de ataques en lo cultural, lo político y lo económico, es necesario recurrir al pensamiento profundo de quienes dan razón de la realidad desde su propia vivencia. La familia es lo más valioso que posee el ser humano, tanto individualmente como socialmente. ¡Viva la familia!

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