Saludable felicidad

Habrá que vacunarse, en fin, contra la soledad y la misantropía, para ser saludablemente felices

Establecer con fundamentada seguridad, cómo se puede ser feliz, no parece una cuestión sencilla, dado el ilimitado elenco de los factores que pueden provocar o que acarrean felicidad. En esto, como en materia de gustos, nunca acaban de escribirse las páginas del libro o del manual a propósito. Además, disparidades, no pocas, se contraponen cuando se trata de convenir, de acordar de mamera compartida, qué puede entenderse como felicidad y cuáles son sus rasgos genuinos. Por otra parte, la felicidad puede resultar una cuestión de tiempo y, por ello, quedar afectada por los cambiantes acuerdos de la relatividad. Esto es, depende de cuándo y con qué se compare. Razón por la que no es extraño que la infelicidad surja cuando se pretende ser feliz sin que acompañen las maneras más conformes con la singularidad de quien la busca o pretende.

Sin embargo, con las salvedades antedichas, no escapan a la investigación objetos relevantes a los que aplicarse -además de otros un tanto jocosos o entretenidos-. Este de la felicidad adquiere importancia, ya que bastante alcance tiene la intención de ser feliz. La Universidad de Harvard ha desarrollado una investigación destacada, ya que se trata de un estudio que transcurre desde el año 1938, sobre setecientos jóvenes de entonces, repartidos en dos grupos con antecedentes opuestos en cuanto a condiciones sociales, familiares, económicas o culturales. En bastantes décadas, el "desarrollo adulto" recorrió direcciones esperadas, pero también itinerarios imprevistos, si se tienen en cuenta, a priori, las desventajas y la determinación negativa, o poco favorable, de las condiciones de partida.

Ahora bien, considerada la felicidad -ya se adelantó cuán diversa puede ser su naturaleza- como la afortunada conjunción de salud física, salud mental y longevidad plena, una cuestión influye, para ese estado, de manera mayor, y más decisiva, que el éxito profesional, el ejercicio físico o la dieta equilibrada. Se trata, en este caso, de la calidad de las relaciones, como factor, sí se concluye que determinante, para una vida más saludable y feliz. Sobre todo, si la beneficiosa conexión con la familia y los amigos hace sentir seguridad y ser uno mismo.

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