A dos metros

Ricardo Alba

Periodista

Sánchez, Iglesias, Ábalos

Estas líneas comienzan a redactarse el mismo día que se ha perdido el cohete que transportaba el satélite español 'Ingenio'. Según informan desde la AEE, el cohete "se desvió de la trayectoria prevista solo ocho minutos después del despegue". La Agencia Espacial Europea considera el suceso un fracaso. No, hombre no, si aquí la vergüenza se perdió en un minuto o menos hace una porrada de tiempo y, actualmente, lo justo que tardó Sánchez en decir que "tras la moción de censura convocaría elecciones". Menos tardó Ábalos en negar a Delcy, que a tal señora no la he visto jamás le faltó decir. Algo más de tiempo empleó Iglesias en devolver la tarjeta SIM a su propietaria porque ésa sí que era/es explosiva. Salvo esta concienzuda demora, aquí se pierden miles de cohetes repletos de vergüenzas en menos de ocho minutos. No padezcan pues los de la Agencia Espacial que tenemos ya callo y buenas tragaderas.

En repetidos santiamenes de esta misma semana hemos sabido de náuseas, de vomitadas socialistas quedadas en nada, acaso alguna arcada, tras la ración de jengibre prescrita autoritariamente por el doctor Sánchez que sí, que tiene un doctorado igual que Iglesias, no así Ábalos que es maestro. A estos tres personajes, por los que siento el mismo respeto que el que ellos nos aplican, les había asignado la impostura de algunos personajes protagonistas de la novela de Umberto Eco 'El nombre de la rosa', cada uno de ellos en representación de las tres órdenes religiosas (los Franciscanos, los Benedictinos y los Dominicos) que convivían en la siniestra abadía Sacra di San Michele.

Sin embargo, la trémula y despreciativa sonrisa de Adriana Lastra, la culta y de exquisita oratoria portavoz del PSOE en el Congreso, hizo inclinar la vertical de la columna al oírla pronunciar "siempre escucho atentamente a nuestros mayores, pero ahora nos toca a nosotros. Somos una nueva generación a la que toca dirigir el país y la dirección del PSOE". Aparte de la falta de respeto a sus compañeros de filas con talante y talento de los que Lastra carece, ¿de verdad gente como ella es a la que le toca dirigir el país, mí país? Si quiere acaudillar al PSOE, allá se las compongan sus militantes. Pero ¿dirigir un país?

Esta antropóloga inacabada sería capaz de sacar de El Prado a Velázquez, Rembrandt, Tiziano, para enviarlos al Museo de la Evolución Humana de Burgos simplemente por haber rebasado la cincuentena, por ancianidad. Adriana, lo tuyo lo cura el tiempo y te llegará, ojalá.

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