La Escuela es un Sistema de interrelación entre personas, con una misión establecida en sus finalidades que justifica su existencia. Es un espacio dirigido para el enriquecimiento del alumnado, sea social, intelectual y en valores humanos. La Escuela, como Sistema de relaciones humanas, para cumplir la misión encomendada necesita de una estructura organizativa. Según esté configurada ésta así será el desarrollo de sus funciones.

No se conseguirá un funcionamiento eficiente cuando la organización esté mal definida, o posea excesiva rigidez, siendo ajena a las características del entorno y de las personas que operan en su interior. Este tipo de estructuras organizativas soportará múltiples tensiones internas, que la desgastará, siendo las inversiones que en ella se realicen estériles, pues se perderán en rutinas sin sentido, o se quemarán en refriegas entre sus componentes, pues la insatisfacción y el desencuentro será un tono habitual. La eficiencia es el primer pilar sobre el que se asienta el éxito de una organización, en este caso educativa.

La Escuela activa altera el medio entorno donde se ubica, por las interacciones que en éste produce, siendo su efecto menor cuando la organización escolar sea rígida o sea lábil. No interaccionará apenas, incluso el medio exterior, en este último caso, incorporará sus problemas, tensiones y carencias, en ella. Pierde sentido su existencia. Puede ocurrir que su excesiva rigidez estructural, basada en una idea abstracta y ajena a la realidad imperante, la encierre en una burbuja flotante, sin conexión con el medio entorno. Estará allí, sin resultados, será invisible para las familias y Sociedad, que presuntamente la acoge. La Escuela teórica e ideal pesará más que la real, siendo las inversiones realizadas inútiles.

Para que una organización escolar actúe positivamente en su entorno social, ha de reducir al máximo sus tensiones internas.

Para ello ha de mejorar, en todas direcciones, los canales de información y participación de sus componentes, profesores, alumnado y familias. Ha de ser su trabajo planificado, necesitando la implicación de todos sus miembros, analizando su funcionamiento, evaluando la consecución de los objetivos propuestos, corrigiendo las disfunciones. Se soporta estos principios si el funcionamiento de sus diferentes órganos está bien definido, que añadido al trabajo de una convivencia positiva y el ejercicio de una tutoría activa, apoyada en una enseñanza personalizada, y colaboración de las familias e Instituciones locales, se consigue el éxito educativo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios