El sector turístico afronta su peor golpe desde el nacimiento de los viajes masivos, después de la Segunda Guerra Mundial. Pero ha demostrado en los últimos tiempos una gran vitalidad y capacidad de adaptarse a cualquier circunstancia y lo volverá a hacer. Visitar nuevos lugares y culturas forma parte de nuestro ocio y será difícil que cambie la tendencia. Por eso estamos seguros de que el turismo volverá y, además, porque aprendió a reinventarse y especializarse. Ya hace años que no se habla del turismo a secas. Junto al más tradicional de verano y playa, que siempre existirá, tuvo un gran desarrollo el turismo cultural o histórico en las ciudades. Con la multiplicación de acontecimientos singulares, como grandes exposiciones, que obligan a ir a Venecia, Londres o París. Y con visitas más especializadas, como los que buscan disfrutar de una gastronomía concreta, bodegas y viñedos o los escenarios originales de las películas o series de moda o, simplemente, ir de compras. También es otro turismo el de los festivales de música como Salzburgo, Granada o Santander, o de teatro como Edimburgo, Aviñón, Mérida o Almagro. Y el que se reúne en las grandes citas deportivas, como torneos de primer nivel o Juegos Olímpicos. Y el religioso, que visita el Vaticano, los Santos Lugares, el santuario de Lourdes, las visitas papales, etc. Y cómo no, el de naturaleza y aventura, incluido el cinegético. Y por supuesto, el turismo de salud o sanitario. Desde las curas en balnearios de siempre o modernos spas hasta los que viajan para someterse a un trasplante capilar. Recientemente ha aparecido el tour organizado con plena accesibilidad (viaje, alojamiento, excursiones, restaurantes, espectáculos…) pensado para personas con alguna discapacidad o mayores dependientes, que no tengan que renunciar a su viaje deseado. Una última idea empresarial ha sido organizar con detalle el viaje que a todos nos ha gustado imaginar o realizar en alguna ocasión para visitar el lugar de origen de nuestra familia o de nuestro apellido. Andalucía, con sus universidades públicas y privadas repartidas por todo su territorio podría muy bien organizar un turismo del conocimiento, dirigido inicialmente a los propios andaluces más jóvenes, para que sepamos de primera mano en que sectores destacamos, tanto en tradición como en innovación, y en cuales debemos pensar como futuro.

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