Desde mi experiencia

José Miguel Ponce

Vivir la vida con sentido

La mayor parte de las veces el hombre puede ir tirando con sentidos parciales, con sentidos caducos

P OR qué no se suicida usted? Viktor Frankl empezaba muchas de sus terapias formulando esta pregunta a sus pacientes. Neurólogo y psiquiatra, aplicó en Auschwitz sus teorías ayudando así a los presos a sobrevivir en los campos de concentración. Les enseñaba a descubrir qué sentido tenían sus vidas aún en las condiciones extremas en las que vivían. Un sentido que estuviera relacionado con lo que Viktor llamaba "valores espirituales", como el amor, la paz, el perdón, el compromiso, la libertad o la responsabilidad. Sostenía que sólo así la persona podía encontrar la felicidad.

Vivir la vida con sentido es vivirla sabiendo que todo tiene un para qué; nada es casualidad; todo es por algo y para algo. Cuando vives bajo la premisa de que todo tiene un sentido y de que tu vida tiene un sentido; vives abierto, motivado, confiado, disfrutando de lo que pasa, de lo que te ocurre y también, por qué no, de lo que no pasa y no ocurre. Todo te va bien pues confías. Tienes objetivos y sabes cuál es tu camino. Como dice Frankl: "Quien tiene un 'por qué' para vivir, encontrará casi siempre el 'cómo". La mayor parte de las veces el hombre puede ir tirando con sentidos parciales, con sentidos caducos. Cuando llega la fecha de vencimiento de uno de esos sentidos se sufre el desengaño lógico. Pero la fuerza de la vida es tremenda, y en seguida nos levantamos y buscamos otro sentido parcial en el que volvemos a confiar plenamente… porque necesitamos algo a lo que agarrarnos. A medida que van pasando los años, y que vamos gastando la vida… cada vez somos más escépticos con esos sentidos parciales: cuesta más agarrarse a ellos. Entonces se cae en el incómodo sinsentido.

Encontrar un sentido a nuestras vidas, es algo que tarde o temprano todas las personas nos lo planteamos. Como seres humanos poseemos la suficiente inteligencia como para plantearnos ciertas cuestiones acerca de nuestra existencia. Sobre todo, en momentos difíciles, nos hacemos preguntas como: ¿qué sentido tiene la vida? ¿cuál es mi propósito en la vida? ¿para qué quiero vivir? o ¿para quién vivo? Son cuestiones que no tienen una respuesta única. Para cada persona hay unas determinadas respuestas, que pueden ir cambiando a lo largo de su experiencia y vivencias.

Necesitamos encontrar un para qué de nuestra existencia, para poder entenderla y comprenderla. Para los que tenemos fe, el sentido de nuestra vida es "amar a Dios y a los demás por Dios".

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