La esquina
José Aguilar
Solipsismo en palacio
La lengua hablada debe recibir la misma atención que la escrita: en el contexto de producción y en el de recepción. La teoría se programará siempre en función de la práctica. Las actividades serán todas aquellas que sirvan para conocer la oralidad de forma didáctica y científica. Una de estas actividades debe tener como finalidad el hecho de que alumnos y alumnas se acostumbren a hablar en público. Una exposición sobre un tema de actualidad puede cumplir el objetivo. El alumno tendrá que cuidar el uso lingüístico y el paraverbal, de acuerdo con el contexto. La cohesión y la coherencia, la organización de las ideas, la riqueza léxica, la relación semántica entre las palabras, por un lado, y el volumen o intensidad de la voz, la entonación, la respiración, las pausas, la fluidez, los gestos, los movimientos de las manos, la cabeza, la postura, la risa, la emotividad, la distancia, que se guarda en relación a los oyentes, por otro, serán aspectos lingüísticos y
paralingüísticos a los que se deberá prestar mucha atención.
Está demostrado que en la comunicación tiene más importancia el lenguaje paraverbal que el verbal. Por ello, hay que cuidarlo con tanto esmero. Fue Henrik Ibsen quien dijo: "Mil palabras no dejan la misma impresión profunda que una sola acción". O que una imagen.
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